La insuficiencia cardíaca sucede cuando el corazón no es capaz de bombear suficiente sangre al cuerpo. Varias enfermedades pueden causar este síndrome, el cual puede llegar a resultar mortal en algunos casos. La mayoría de las veces, el daño proviene de la hipertensión arterial o de un ataque al corazón. Con menor frecuencia puede explicarse por trastornos como el hipertiroidismo o la anemia severa.
Uno de los síntomas más evidentes es la sensación de falta de aire o disnea, que suele surgir ante la actividad física. Fatiga anormal, respiración entrecortada o hinchazón en los tobillos son también signos de alerta.
Ciertas opciones de estilo de vida, incluida la dieta, pueden influir en el riesgo de insuficiencia cardíaca. Un estudio descubrió que una mayor adherencia a la dieta EAT-Lancet, que se centra en fuentes vegetales y limita el azúcar y los alimentos de origen animal, se asociaba a un menor riesgo.
Una dieta sana para el cuerpo y sostenible para el planeta
Publicado en JACC: Heart Failure, el trabajo examinó a más de 23.000 participantes con una media de seguimiento de 25 años. Reveló que una mayor adherencia a una dieta EAT-Lancet, parecía ayudar a disminuir el riesgo de esta afección cardíaca.
La Comisión EAT-Lancetl supone el conjunto de 37 científicos líderes de 16 países en diversas disciplinas, incluida la salud humana, la agricultura, las ciencias políticas y la sostenibilidad ambiental. Tiene por labor desarrollar objetivos científicos a nivel mundial para lograr dietas saludables y una producción sostenible de alimentos.
La dieta EAT-Lancet hace hincapié en una alimentación basada en plantas en la que los cereales integrales, las frutas, las verduras, frutos secos y las legumbres constituyen la mayor proporción de alimentos consumidos. La carne y los lácteos constituyen partes importantes, pero en proporciones significativamente menores. También hace hincapié en un consumo bajo de azúcares.
Más frutas y aceites insaturados
En concreto el estudio se basó en una cohorte de población sueca. La edad media de los participantes rondó los 58 años.
Los investigadores excluyeron a los participantes que tenían antecedentes de otros problemas de salud relacionados con el corazón, ictus, insuficiencia cardíaca previa o cáncer. Después evaluaron la adherencia de los participantes a este plan.
Al centrarse en los componentes individuales de la dieta, los investigadores encontraron que comer más frutas y aceites insaturados, mayoritarios en el aceite de oliva, se asociaba con un riesgo reducido de insuficiencia cardíaca. Asimismo la ingesta moderada de lácteos al inicio del estudio se vinculó con un menor riesgo de insuficiencia cardíaca en comparación con la ingesta alta.
