En esos momentos en los que siente que ya no puede más, que el peso de sus hombros es mayor del que puede cargar, dándole la sensación de que es pequeño y débil, es importante que mantenga la fe en Dios y se entregue a él para que pueda ayudarle a superar cualquier situación por la que esté atravesando.
(Lea también: Poderosa oración de la Santa Cruz antigua para librarse de los enemigos).
San Pablo explica que la fuerza de Dios se manifiesta en la debilidad, puesto que él permite que los humanos se sientan de tal manera para que nunca dejen de buscarlo, aunque en algunos casos esos momentos de tristeza pueden experimentarse con mayor fuerza, dándole paso a una enfermedad física o psicológica, de acuerdo con ‘Catholic.net’.
Padre de bondad y misericordia, me presento ante ti con la mirada baja. Soy un hijo tuyo que ha tocado el abismo de su pequeñez. Tengo miedo, estoy abatido, sin fuerzas, he pretendido caminar solo y luchar solo, pero ya no puedo más.
Reconozco que te necesito, no puedo salir de esta fosa de miseria hacia la que yo mismo he caminado. Mi alma está decidida a volver la mirada y encontrar en ti la fuerza, la paz, el consuelo. Me duele ser pequeño, débil, pecador.
(De interés: Oración de protección: ¿cómo y cuándo hacerla para sentirse seguro y resguardado?).
Quisiera hacer desaparecer esto que me avergüenza, pero entiendo que el camino no es esconderlo sino mostrarlo. Abro mis manos para mostrarte el corazón pequeño que hay en ellas, cúralo, sánalo, libéralo, hazlo cada vez más tuyo.
Solo tú tienes el poder para transformarlo, es por eso que me acerco ante ti como un pobre mendigo suplicando tu amor y tu misericordia, concédeme tu espíritu y transfórmame, renuévame, hazme como tu señor Jesús, en ti confío. Me abandono a ti.
Oración a San Judas Tadeo para casos imposibles y desesperados | El Tiempo
*Oración tomada de ‘Catholic.net’.
Más noticias en EL TIEMPO
LEIDY ESTEFANIA RICO ARBOLEDA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO