El actor Ernesto Gómez Cruz, quien comenzó su carrera en 1966 en la aclamada cinta ‘Los Caifanes’ -la cual le valió el reconocimiento unánime de la crítica de la época- murió este sábado 6 de abril de 2024 a los 90 años. México pierde a uno de los intérpretes más importantes de su generación, con más de 200 películas en su haber y grandes reconocimientos a su trayectoria, incluidos seis premios Ariel y una Diosa de Plata.
Después de una larga y fructífera carrera, el actor fue alejándose poco a poco de los reflectores debido a su avanzada edad, pero también a los problemas de salud que mermaron su capacidad. En una entrevista en 2019 para la extinta agencia de noticias Notimex, Gómez Cruz confesó que no pasaba por un buen momento porque nadie quería darle trabajo.
“Vivo en una soledad terrible y aplastante”, reconoció en aquel entonces. “Si surge algo nuevo con gusto seré uno de los primeros en apuntarme, aunque a este paso sólo espero la muerte, esa es segura que llega”, agregó.
Tras su muerte, su hija Virginia Gómez explicó que el actor de cintas como ‘El crimen del Padre Amaro’ y ‘El callejón de los milagros’ padecía demencia senil y el confinamiento por la pandemia de covid-19 le provocó una profunda depresión.
“Él ya tenía demencia senil, de repente no quería comer. Estuvo con problemas renales desde hace ya varios años y nunca se detectó la bacteria que tenía, entonces a cada rato se enfermaba, cada mes, cada quince días y eso implicó un deterioro de su cuerpo”.
Gómez Cruz trabajó a las órdenes de algunos de los cineastas más importantes de las últimas décadas, como Alfonso Arau, Felipe Casalz, Juan Ibáñez, Arturo Ripstein y Carlos Carrera.
Hizo mancuerna con Luis Estrada en varias de sus películas, como ‘La Ley de Herodes’, ‘Un mundo maravilloso’ y, más recientemente, en ‘La dictadura perfecta’.
Pero la enfermedad comenzó a cobrar factura: sus últimos trabajos fueron una aparición especial en la telenovela ‘Por amar sin ley’ y una gira de la obra de teatro ‘Aventurera’, en la que participó gracias a la invitación de Carmen Salinas cuando no tenía trabajo.
“No cabe duda que existen los ángeles, Carmen luchó por mí hasta que lo logró, es una mujer capaz y le agradezco infinitamente su apoyo, de lo contrario, no sé qué sería de mí”, declaró el actor en 2016.
En los últimos años, hasta que la enfermedad se lo permitió, fungió como secretario de Jubilación de la Asociación Nacional de Actores. Las puertas de la actuación se le cerraron, pero él mismo reconocía que la enfermedad fue su principal enemigo, pues le impedía retener los diálogos y prácticamente había perdido la vista.
En una de sus últimas entrevistas mostró su resignación por el fin de su carrera. “Me voy a una gira larga y ya no regreso. Me molesta recordar viejos tiempos, mejor vivo el instante”, dijo.
Finalmente, la muerte lo encontró, pero más allá de las enfermedades que lo aquejaban, también encontró el reconocimiento unánime de la industria del entretenimiento.
Este domingo, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas anunciaron que en los próximos días realizarán un homenaje póstumo en su honor, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.
