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víctor hugo alvarado
Mantener una buena salud depende de un sinfín de cuidados propios que tienen que ver con diferentes ámbitos, siendo el ejercicio uno de los más importantes, ya que permite el correcto aprovechamiento de los nutrientes obtenidos, y así ayudar a prevenir diferentes enfermedades, incluido el cáncer, riesgo que se ve disminuido hasta en un 20 por ciento cuando se realizan entre 150 y 300 minutos de ejercicio a la semana.
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Así lo dijo el doctor Alejandro Lucia, un destacado experto en investigación deportiva y catedrático de Fisiología del Ejercicio en la Universidad Europea de Madrid, quien durante el curso de verano “Oncología Integrativa” en la Universidade de Santiago y Talaso Atlántico en Oia, encontró la relación existente entre la actividad física y cánceres comunes entre la población mundial, como el de mama, pulmón y colorrectal.
El experto enfatizó que la actividad aeróbica no sólo disminuye el riesgo de contraer este tipo de enfermedades, sino que también apoya en la mejoría de quienes ya padecen alguna de ellas. Un ejemplo son los beneficios que hay al mitigar los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos, como la quimioterapia y la radioterapia, que a menudo causan pérdida de masa muscular, cardiotoxicidad y depresión.
La importancia de hacer ejercicio.
CN Sant Andreu
Ejercicio controlado, la alternativa más efectiva
Alejandro Lucia advirtió que el ejercicio debe ser supervisado por profesionales calificados, especialmente cuando sea necesario hacer entrenamiento de fuerza, por lo que recomienda su realización tan solo dos o tres veces por semana, siempre bajo la supervisión de graduados o licenciados en actividad física y deporte. Posteriormente, hizo un llamado a los hospitales para integrar personal especializado en ejercicio físico como complemento al tratamiento del cáncer.
“Debería haber personal del ejercicio en los hospitales, pero si no es posible, los oncólogos deberían recomendar a los pacientes que realicen mucho ejercicio, supervisado por especialistas en polideportivos públicos o centros satélites del hospital”.
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En otro orden de ideas, Nicolás Olea, catedrático de la Facultad de Medicina de Granada y experto en epidemiología y tóxicos ambientales, aportó desde su campo de experiencia en el mismo curso, cómo evitar los riesgos asociados a los disruptores endocrinos presentes en plásticos, cosméticos y pesticidas, que pueden alterar las hormonas y aumentar el riesgo de cáncer.
A la par de llevar una vida más activa, el experto aconsejó a mujeres supervivientes de cáncer de mama, niños pequeños y mujeres embarazadas, evitar estar en contacto constante con artefactos que contengan compuestos como las benzofenonas, presentes en filtros ultravioletas, y otros que tengan injerencia en la segregación de hormonas.
La evidencia científica respalda el papel crucial del ejercicio físico y la reducción de la exposición a tóxicos ambientales en la prevención y tratamiento del cáncer. Expertos como Alejandro Lucia y Nicolás Olea destacan la importancia de adoptar hábitos saludables y supervisados para mejorar la calidad de vida y reducir los riesgos asociados a esta enfermedad.
Esta información no sustituye en ningún caso al diagnóstico o prescripción por parte de un médico. Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.
