La Dirección de Cultura de Felipe Carrillo Puerto retiró más de 300 libros de la sala de lectura pública ante la falta de interés de ciudadanos en leerlas y al estar expuestas al deterioro.
El parador de libros perteneciente a la sala de lectura del Programa Nacional de la Comisión Nacional de Cultura (Conaculta) instalado en el 2011 – 2016 en las instalaciones de la Expo-Maya contaba con una gran cantidad de acervo autores y enfoques literarios, pero sólo sirvieron de adorno porque nadie se acercaba a leerlas.
Luis Gonzalo Velázquez director de Cultura municipal, informó que es un espacio que busca incentivar la lectura, pero ante el abandono en que quedó, aunado la falta de interés por parte de la población en alimentar su formación, decidieron retirarlas para que no sigan expuestas y se sigan dañando los libros.
Expuso que todos los días el espacio se mantenía abierto al público en general, con un horario de cuatro horas, de 8:00 de la mañana hasta las 15:00 horas, sin embargo, durante ese lapso las personas no se vieron interesadas en leerlas.
Dijo que en su momento de que dos de cada 10 personas que se paran frente al “Stand” han presentado interés, pero sólo se atreven a leer la portada o en su defecto hojearlas para visualizar las imágenes sin trascender más de lo normal, asegurando que no existe una cultura de lectura.
Comentó que, al haber retirado los tomos, no quiere decir que no hay interés de promover la lectura, al contrario, aprovecharán para gestionar y se le pueda dar una manita de gato al espacio, tanto tiempo que ha pasado, si presenta deterioro en parte de su infraestructura y eso también puede causar el desinterés.
Agregó que se han reunido con diversos personajes del municipio, quienes son amantes de la lectura, promotores culturales y se está planteando una estrategia para su rescate y que también sea un espacio donde los escritores locales puedan promover su arte y presentarla al mundo.
Luis Vidal Suaste habitante carrilloportense, comentó que las veces que ha pasado donde se encuentran el parador de libros, siempre pensó que sólo han estado de adornos o para mejorar la imagen de la Expo-Maya, desconociendo si pueden ser prestados para la lectura.
