Es uno de los términos cada vez más frecuentes dentro de la nutrición o del ámbito sanitario, pero como bien sucede con otros métodos como la alimentación intuitiva, sigue siendo un gran desconocido para gran parte de la sociedad. Nos referimos a la conocida como dieta funcional. A pesar de que los primeros datos se remontan a los años 80 hay muchos que todavía no saben a ciencia cierta a qué se refiere.
Podríamos definirla, en términos generales, como aquel patrón de alimentación que seguimos para conseguir un beneficio de una o varias funciones del organismo e incluso puede prevenir y reducir factores de riesgo causantes de enfermedades. La elección de los alimentos de nuestra dieta es vital y merece especial atención. “La alimentación funcional se sumerge en la interacción molecular entre comida y cuerpo, no solo cumpliendo con los requerimientos nutricionales sino también ofreciendo beneficios adicionales para la salud y el bienestar”, apunta Salena Sainz, fundadora y directora de Naturae Nutrición y especialista en nutrición clínica.
Dieta funcional: todo lo que necesitamos saber sobre ella
Es una sinergia entre nutrición y ciencia que la propia Salena Sainz aplica seleccionando alimentos que promueven funciones corporales óptimas y previenen desequilibrios tanto físicos como psicológicos. “Este tipo de ayuda, entre otras muchas cosas, a regular el estrés y combatir los radicales libres, así como promover la secreción de hormonas, como la serotonina, conocida también como la hormona de la felicidad y regular el cortisol hormona que se relaciona con la ansiedad”, explica la nutricionista.
Como bien apunta Salena Sainz y haciendo referencia a uno de los aspectos que ha sido determinante en su éxito entre la población, el hecho de seguir una dieta funcional no solo previene, también es capaz de convertirse en un determinante en el tratamiento de afecciones crónicas como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y trastornos digestivos como el SIBO. “La alimentación rica en antiinflamatorios naturales, tales como frutas y verduras, y los pescados ricos en omega 3, juegan un papel crucial en este proceso terapéutico”, apunta la experta.
Son una amplia variedad los que podríamos señalar como “alimentos funcionales, un amplio espectro donde señalamos desde frutas y vegetales hasta lácteos y carnes ricos en nutrientes como probióticos, omega 3 y vitaminas fortificadas, Salena Sainz establece como base dietas equilibradas y personalizadas, con la dieta mediterránea como una de las más reconocidas por dichos beneficios. Además, la propia experta señala que este tipo de patrón “es un estilo de alimentación en el que es muy importante del equilibrio macro y micronutrientes en la regulación hormonal y, en consecuencia, en la gestión del estrés y la mejora de condiciones emocionales como la ansiedad y la depresión”.
Asimismo, Salena Sainz también resalta la relevancia de que “una buena salud digestiva es clave para una óptima absorción de nutrientes esenciales como el hierro, el calcio, la vitamina D y la vitamina B12″ y apunta a que estos alimentos cuidadosamente seleccionados mejoran la digestión y facilitan la absorción de estos nutrientes, allanando el camino hacia una salud robusta.
La importancia de la personalización de la dieta
A pesar de los rasgos generales, este tipo de “dieta”, que muchos no consideran como tal, requiere de una personalización, un aspecto que tanto Sainz como cualquier otro experto en nutrición considera vital. Podemos tomar referencia de lo mencionado o seguir pautas que hemos leído o captado de nutricionistas o especialistas, pero cada dieta está meticulosamente adaptada para equilibrar los sistemas del cuerpo y reducir los alimentos que causan desequilibrios, lo cual no solo apoya el mantenimiento de un peso saludable, sino que también eleva la vitalidad del paciente.
Antes de comenzar a seguir estas pautas o cualquier otra vista en todo tipo de plataformas debes ponerte en contacto con un especialista, sobre todo si sufres de algún tiempo de enfermedad cardiovascular o digestiva.
