Para ser más feliz, está claro que uno tiene que priorizar el autocuidado, tanto por dentro como por fuera. A pesar de ello, no siempre sabemos cómo ponerlo en práctica o cómo aprender a superar ciertas dificultades que la vida pone en nuestro camino.
Normalmente recibimos cientos de consejos difíciles de aplicar, porque, seamos sinceros: no todos tenemos tiempo para meditar, hacer yoga, ir al gimnasio, caminar 10 mil pasos al día y tener vida social de forma diaria. Entonces, ¿cómo podemos cuidarnos realmente en el día a día? Lo primero es aprender cuatro cosas básicas.
La primera es que debemos aceptar nuestra vulnerabilidad, por mucho que no nos guste mostrarla. Lo segundo, que necesitamos cuidarnos por dentro y por fuera de distintas formas: bebiendo agua, llevando una alimentación equilibrada y pasando tiempo al aire libre.
Lo tercero, que no podemos depender de los demás para cuidar de nosotros mismos. Debemos tomar nosotros las medidas oportunas, olvidando opiniones ajenas. Y, por último, que debemos enfocarnos en lo positivo y en nuestro crecimiento, no en las cosas malas que nos pasan.
Al final, somos nosotros quiénes decidimos cómo ver el mundo y qué importancia le damos a cada aspecto de nuestra vida. Los demás podrán ser nuestro apoyo y refugio, pero nuestra felicidad no es su responsabilidad, solo nuestra. Y, ¿cómo podemos poner todo esto en práctica? ¿Cómo podemos cuidarnos a nosotros mismos de verdad? Hay cuatro formas sencillas de hacerlo.
Conectar con nuestros valores
Nuestros valores y creencias son el centro de todo. Son lo que miden lo que hacemos, el qué es importante para nosotros, en qué nos queremos centrar y, al fin y al cabo, lo que nos da una idea de qué cosas nos motivan a seguir adelante.
Es normal que con la rutina del día a día perdamos un poco el rumbo y no le demos a ciertas cosas la importancia que merecen. Debemos hacer un esfuerzo, cada vez que tengamos que tomar una decisión, por re-conectar con ellos, buscando en ellos realmente una guía en todo lo que hagamos.
Tener compasión hacia uno mismo
Todos nos equivocamos. Todos cometemos errores. Pero eso no quiere decir que seamos mejores o peores personas. Debemos dejar de machacarnos por cosas pasadas y aceptarnos de verdad, con todo lo bueno y lo malo. Para ser más feliz, uno debe intentar tratarse a sí mismo como lo haría con un buen amigo o familiar.
Siempre somos nuestros mayores críticos y esto es algo que debemos cambiar, mostrándonos más amables y comprendiendo nuestras propias situaciones vitales. Podemos hacer esto con afirmaciones positivas, o simplemente mostrando paciencia ante nuestras propias frustraciones. El journaling también puede ser muy útil.
Hacer cosas que verdaderamente nos gusten
Puede sonar sencillo, pero lo cierto es que, en muchas ocasiones, de forma inconsciente, dejamos de lado nuestros hobbies o aquellas cosas que nos gustan. Si no sabemos qué es, podemos probar distintas actividades.
No siempre tiene que ser algo excesivamente complejo. De hecho, puede ser todo lo contrario: pasar tiempo al aire libre, dar un paseo, ver una película, pasar tiempo con un ser querido, hacer un voluntariado, empezar un hobby artístico o simplemente cocinarnos nuestro plato favorito. Son cosas que demuestran que el autocuidado es realmente aún más fácil de lo que creemos.
Sentirnos agradecidos
Para encontrar la felicidad, una de las cosas más importantes es aprender a relativizar las cosas y a sentirnos agradecidos con todo lo bueno que tengamos, incluso en esos momentos en que nos parece imposible. Debemos recordarnos a nosotros mismos que seguramente hay cosas por las que podemos sentirnos afortunados, a pesar de las dificultades por las que estemos pasando. Para ello, resulta muy útil pensar en lo bueno que nos ha pasado en el día antes de dormir.
Estos actos no son más que cuatro cambios de mentalidad que nos ayudarán a ver la vida con una perspectiva fresca y distinta, y a disfrutar de todo lo que esta nos ofrece.
