El dólar estadounidense llegó a los 380 pesos cubanos (CUP) este 1 de mayo en el mercado informal de Cuba, en una espiral de caída del valor de la moneda nacional que ha colocado a la Isla con la quinta peor inflación del mundo.
De acuerdo con Steve Hanke, economista de la Universidad Johns Hopkins, que mide la tasa de inflación de las monedas más depreciadas el planeta, el 18 de abril este indicador había escalado en la Isla a un 95% interanual. Cuba se ubica solo por detrás de Zimbabue (con un terrible 2.485 interanual); Sudán (143%); Argentina (138%) y Siria (101%).
De acuerdo con la tasa representativa del mercado informal de la Isla que publica el medio independiente El Toque, el miércoles la caída del valor adquisitivo del peso cubano se hizo sentir en los tres principales instrumentos monetarios que usan los cubanos: dólar y euro se encarecieron cinco unidades de un golpe, llegando a tasarse en 380 y 390 pesos por uno, respectivamente.
Por su lado, el MLC, que usan los cubanos como moneda virtual en las tarjetas magnéticas que emiten los bancos estatales, subió dos unidades, hasta 295 pesos por uno. Las anteriores son todas las mayores cifras experimentadas hasta la fecha.
Ahora el salario mínimo en la Isla, de 2.100 pesos, equivale a 5 dólares y 52 centavos. El 12 de abril pasado, menos de 20 días atrás, su valor era, según los propios instrumentos de medición, seis dólares.
El 31 de diciembre de 2023, el peso cubano se cambiaba a 265 unidades por dólar. En cuatro meses, la moneda nacional se ha depreciado 115 pesos frente a la divisa estadounidense, de acuerdo con las cifras actuales.
Lo anterior ocurre mientras el Gobierno sigue anunciando la intervención del mercado informal de divisas como una de las medidas de su paquetazo económico. Ello, según los expertos, supondría una devaluación del peso cubano, aunque aún no ha sido aplicada.
El aumento acelerado del valor de las divisas extranjeras podría deberse a la grave escasez de efectivo que sufren los cubanos, y que ha obligado a varios bancos estatales a dejar de dispensar pesos a través de los cajeros automáticos, para volver a las operaciones en los cajeros al interior de las sucursales.
Como reflejó la agencia EFE desde La Habana, esta situación, que hunde en la pobreza a los cubanos, en especial a los casi tres millones que trabajan para el Estado y a quienes no reciben remesas del extranjero, no estuvo presente entre los reclamos populares del Día Internacional de los Trabajadores, que el régimen convierte en un despliegue propagandístico.
Según ese reporte, unas recientes ofertas de empleo del estatal Museo Nacional de Bellas Artes buscaban un jefe de Departamento de Economía y Finanzas, con salario de 5.810 pesos mensuales (con la tasa del día, 15,28 dólares), y un auxiliar general de Servicios, por 2.300 pesos (apenas 6,05 dólares).
Lo anterior, cuando un cartón de 30 huevos cuesta más de 3.000 pesos (7,89 dólares), un litro de leche 2.300 (6,05 dólares) y el kilo de carne de cerdo supera los 1.300 pesos (3,42 dólares).
El economista cubano Omar Everleny Pérez, profesor en la Universidad de La Habana, estimó en febrero que una pareja necesita 19.975 pesos al mes para adquirir una canasta de 17 productos básicos, incluyendo los escasos que son vendidos por la cartilla de racionamiento.
Ese cálculo, “muy conservador”, pues se basa en cifras oficiales y solo incluye “el mínimo necesario para la subsistencia”, según Everleny Pérez, no contempla otros gastos, como vivienda, transporte, agua y electricidad, ropa, educación o medicinas.
“El primer problema que tiene un trabajador en Cuba es que los salarios no compensan el costo de la vida”, dijo el economista a EFE. “Ni siquiera podemos hablar de la palabra salario, porque no tiene ningún poder adquisitivo”, agregó.
La inflación oficial en Cuba alcanzó el 33,17% en marzo, un 1,09% más que en febrero, según los conservadores datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC), publicados por la estatal Oficina de Estadísticas e Información (ONEI), en los que el combustible y la comida inciden en el alza del costo de la vida de la población.
“En marzo, la inflación oficial mensual se aceleró en Cuba por segundo mes consecutivo. Influyó el aumento de precios de los combustibles aplicado ese mes, pero el alza de precios continúa explicándose principalmente por el creciente precio de los alimentos”, comentó el economista cubano Pedro Monreal.
Medida en términos interanuales, la inflación oficial ha entrado desde noviembre de 2023 en una “meseta” ubicada entre el 31 y el 34% de crecimiento. Para Monreal, este “es el tipo de dato que cuestiona la idea de que se ‘avanza’ en la estabilidad macroeconómica”.
“El incremento de precios de los alimentos sigue liderando, por amplio margen, el aumento general de los precios al consumidor. Explica más del 50%. Sin aumento de oferta de alimentos es difícil asumir que se reduciría sustancialmente la inflación en Cuba”, señaló el analista.
Por su lado, el economista cubano y profesor en la Universidad Americana de Washington, Ricardo Torres, estimó que el salario medio real actual supone apenas dos tercios del de 1989 y que, computando la inflación de los últimos 34 años, apenas supondría ahora 125 pesos.
“Aunque los dos adultos (de una familia) tengan un empleo a tiempo completo y hayan completado la educación superior, pueden ser incapaces de cubrir incluso algunas necesidades básicas. Esos puestos de trabajo no permiten acceder a un nivel de vida decoroso y no son fuente de movilidad social ascendente”, dijo a EFE.
Como indicó la economista Rafaela Cruz en DIARIO DE CUBA, la diferencia entre el valor oficial del peso cubano y su valoración en el mercado libre “está creciendo tanto y tan rápidamente, que se hace extraño que el Gobierno aún no lo haya intervenido —probablemente porque no sabe cómo—, pues esa brecha implica que en el país subsisten dos economías paralelas, pero autónomas entre sí: una de mercado orientada por oferta y demanda, y otra estatal dirigida centralmente”.
Según la perspectiva de la experta, “es de urgencia política para el hipercontrolador totalitarismo castrista reducir ese diferencial cambiario para poder controlar más y mejor al sector privado, subordinándolo, como siempre ha sido su intención, a las necesidades e intereses del Gobierno”.
La economista pronosticó que la intervención del mercado cambiario implicará “una devaluación de al menos un 200% de la moneda nacional, reconociéndose así, oficialmente, que el peso que alguna vez costó más que la moneda norteamericana, valdría hoy apenas 0.003 centavos de dólar”.
Mas, adelanta Cruz, la devaluación “fracasará, porque los ajustes monetarios quedan en efímero maquillaje cuando no se acompañan de ajustes en la economía real, ajustes que impulsen la producción de bienes y servicios a tal punto que la depreciación de la moneda —popularmente conocida como inflación— sea compensada por un aumento de la oferta agregada y de —muy importante— confianza en el futuro del país… pero confianza y castrismo se han convertido en antónimos”.
