En un breve reportaje del ‘TN vespre’ (TV3) nos explican el frenesí de los políticos por atrapar a los adolescentes. Se han dado cuenta de que los jóvenes no ven casi nunca la tele. Los mensajes que los partidos incrustan en ella solo llegan a esa franja de edad llamada ‘los puretas’, que la RAE define como ‘adjetivo despectivo referido a los viejetes’, o sea ancianitos como yo sin ir más lejos.
Y tomando nota de aquello que aconsejaba Francis Bacon en el siglo XVI (“Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña”) nos han mostrado cómo los líderes políticos se meten en TikTok y hacen posturas para llamar la atención de los jóvenes. Esta excitación la viven con una preocupación muy similar todas las cadenas de tele. Detectan que el personal televidente cada vez es más anciano, y por eso no paran de estrenar concursitos y series, en su programación tradicional y en sus webs, creando una especie de galaxia eufórica que pretende actuar como anzuelo y enganche para adolescentes.
En el programa ‘Otro enfoque’ (Cuatro), Jon Sistiaga se aproximó esta semana a Hakuna, movimiento religioso que consigue llenar de jóvenes los estadios, recintos y WiZink Centers. Algunos críticos los llaman ‘los pijos de la religión católica’ porque su comunión con Jesucristo es a base de canciones de amor, mucha felicidad y ‘happy flowers’. No existen ni la pobreza, ni los pobres. Sistiaga estuvo en el centro Hakuna, 13.000 metros cuadrados en la urbanización madrileña de Las Rozas, y le preguntó al fundador, José Pedro Manglano, alias ‘Don Josepe’: “¿Aquí quién manda y esto quién lo paga?”. ‘Don Josepe’ contestó: “Manda un espíritu, y se financia con donaciones”. Es un poco misterioso, pero tiene este mosén un éxito bárbaro entre los jóvenes. Las iglesias están vacías, pero Hakuna está hasta los topes.
En ‘Col.lapse’ (TV3) abordaron el sábado la regulación de los ‘influencers’ que prepara el Gobierno. Los ‘influencers’ mueven y condicionan a cientos de millones de adolescentes. Eso es una panacea que ‘el poder’ no quiere perderse. La primera medida va a ser evitar que haya publicidad encubierta. ¡Ah! Las tertulias políticas de la tele también están llenas de publicistas de una opción política concreta. Dibujan la realidad a su conveniencia. Deberían colocar un rótulo debajo de cada uno ellos, advirtiendo quién les manda. A quién obedecen.
Suscríbete para seguir leyendo
