Categoria:

Real Madrid, la mística detrás del equipo más grande de la historia

Autor: Kevin Stiven Ramirez Quintero
Jude Bellingham de Real Madrid tras marcar el gol de la victoria frente a Barcelona en la jornada 32 de LALIGA. El club merengue sumó a Volt como patrocinador regional en Latinoamérica.

Jude Bellingham de Real Madrid tras marcar el gol de la victoria frente a Barcelona en la jornada 32 de LALIGA. El club merengue sumó a Volt como patrocinador regional en Latinoamérica.

Foto: Real Madrid

Caminando por uno de los rústicos pasillos del estadio Santiago Bernabéu, encontré una leyenda inscrita en una de sus paredes que me llevó a entender por qué este club es sinónimo de grandeza y de prestigio en la historia del fútbol mundial.

“La camiseta de Real Madrid es blanca. Se puede manchar de barro, sudor y hasta sangre, pero jamás de vergüenza”, rezaba la inscripción que era iluminada por una delicada luz y que daba la bienvenida a la imponente colección de trofeos del club más ganador de Europa: 102 títulos, en total.

El dueño de aquellas palabras no era otro más que Santiago Bernabéu, quien, como jugador, fue parte del nacimiento de la leyenda del club, pero, como presidente del merengue, entre 1943 y 1978, fue vital en la consolidación de la mística del Real Madrid.

¿Y de qué se trata eso? Uno podría hablar fácilmente de sus espectaculares remontadas o de las catorce Champions League, los ocho mundiales de clubes, las cinco Supercopas de Europa, las dos copas de la UEFA, las 35 ligas de España, las 20 Copas del Rey o de ser el único club en el mundo en haber sido consagrado por la FIFA como el mejor equipo del siglo XX.

Pero, realmente, las cosas van más allá.

Una celebridad

Antes de irme de Bogotá, un catalán me decía que el Barca no tenía nada que perder en El Clásico. Pero, al llegar a la capital española, entendí que el Madrid tampoco tenía nada que perder, solo que, a diferencia de su gran rival, sí tenía todo por ganar. La victoria es la naturaleza de este equipo.

No lo aprendí leyendo análisis deportivos ni hablando con especialistas o referentes del cuadro blanco. Me di cuenta de su trascendencia, al ver, desde el aeropuerto de Barajas, a extranjeros como yo y también a otros muy distintos a mí, con gorras, pines, camisetas y todo lo imaginable sobre el club que ostenta 17 balones de oro ganados por sus jugadores, además del único Superbalón de Oro que ha sido entregado en la historia.

La inmensa cantidad de hinchas merengues del extranjero no era casualidad. Real Madrid vivía una de las semanas más cruciales de la temporada. Se jugaba el pase a las semifinales de la Champions League contra Manchester City en Inglaterra y, prácticamente, el campeonato español contra Barcelona en casa.

Esto llenó de una marea blanca los principales sitios turísticos de Madrid: la Catedral de Almudena, el Palacio Real, la Plaza Mayor, la Puerta del Sol, la Gran Vía, el Parque del Retiro y, sobre todo, el estadio Santiago Bernabéu y su museo que, según Marca, recibe al año a más de un millón trescientos mil visitantes, siendo el tercer destino turístico más visitado de Madrid. Es como el “Disney” de los futboleros.

Una “pasada”, como dirían, teniendo en cuenta que la capital española cerró el 2023 con 7,84 millones de turistas internacionales, según el Instituto Nacional de Estadística de España.

Y si bien puede que los turistas internacionales arrasen con el merchandising y las boletas de los partidos del merengue, sus hinchas españoles mantienen la esencia de lo que significa vestir la camiseta blanca, tal como decía Santiago Bernabéu, sea en el estadio o en cualquier cervecería.

Una mentalidad campeona

Pese al jet lag, producida por las siete horas de diferencia entre Bogotá y Madrid, me quedé despierto para ver la noche madrileña y el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League entre merengues y citizens, que se jugaba en Manchester, Inglaterra.

La Cervecería San Millán del barrio La Latina de Madrid, España, colmada de hinchas merengues, me acogió como uno más, entre copas de cristal llenas de cerveza y platos con carne o pulpo.

El lugar estaba repleto de amigos, parejas y familias. Muchos, como los niños y sus padres que estaban allí, no tenían la camiseta blanca, pero otros llevaban la de la ‘cávala’. Entre ellas la de James Rodríguez con la dorsal diez.

Ellos tenían más de cuarenta o menos de doce años, pero todos, sin importar la edad, veían con la misma ilusión al Real Madrid, que recientemente sumó a la bebida energética VOLT como su patrocinador regional en Latinoamérica.

Cuando arrancó el partido, no se echaron la bendición, como muchos hacemos en Colombia en un partido difícil. Ellos simplemente tomaron un sorbo de cerveza, se cruzaron de brazos y lanzaron una mirada de confianza y tranquilidad.

Se jugaban todo, pero no tenían nervios. Los hinchas merengues saben qué es el Real Madrid: un equipo grande que nunca pueden dar por muerto.

El partido contra el equipo de Pep Guardiola fue complicado, incluso desvaneció la parsimonia de los madrileños, quienes golpeaban las mesas en cada fallo del plantel de Carlo Ancelotti. Sin embargo, tenían la seguridad de que conseguirían el triunfo. Y así fue tras una definición por penaltis de infarto.

Los aplausos, los rugidos y los cantos de victoria llenaron la Cervecería San Millán que, en una noche, dejó ver la humanidad del equipo más grande de Europa. El triunfo se celebró con otra cerveza o con un cigarrillo bajo la corta noche de Madrid, que se fue a dormir feliz.

De esa noche, me quedó la enseñanza de que aquel olimpo futbolístico también sufre, pero celebra aún más. Los madrileños nunca se cansan de ganar y, mucho menos, cuando a los pocos días se verían la cara con su rival histórico.

El Clásico en el Santiago Bernabéu

Ni en el rooftop del círculo de Bellas Artes, ni en la Gran Vía y mucho menos en los cientos de bares de Madrid, se dejó de hablar durante la semana de El Clásico entre Real Madrid y Barcelona. Llegaban primero y segundo, respectivamente, pero con realidades distintas.

El Barca había sido eliminado de Champions por Kylian Mbappé vestido de blanco con el PSG y se aferraba a ganar en el Bernabéu para ilusionarse con La Liga, al menos.

En la otra vereda, el Madrid llegaba con el tiquete a las semifinales de la Liga de Campeones y la posibilidad de, prácticamente, ser el campeón de España.

Los ojos del mundo volvieron a estar en Madrid en un juego que nunca es un partido más, pues este duelo trasciende del deporte y llega incluso hasta las esferas del conflicto entre España y Cataluña.

Horas antes del duelo, Madrid cambió su tranquilidad y bohemia por la pasión y el desenfreno. La ciudad se concentró en los alrededores de Chamartín.

Allí, frente al estadio, los ultras del más veces campeón de Europa se reunieron para avivar la previa con percusiones y cantos de gladiadores.

¿Cómo no te voy a querer? Si fuiste campeón de Europa, una y otra vez”, entonaban los merengues, bajo el sol madrileño, y producían un ambiente fogoso que me puso la piel de gallina.

Junto a integrantes de VOLT, entramos al Salón VIP del estadio Santiago Bernabéu, en el que una barra libre con bebida y comidas de todo el mundo, nos daban la bienvenida a una noche que sería indescriptible.

Para entrar a la tribuna, bajamos por un túnel en el que la sensación no era otra que estar saliendo al campo de juego. El rugido del estadio se sentía en la piel y, tras cada paso, la luz del Bernabéu, con su techo cerrado y su videomarcador 360, nos daba la bienvenida a uno de los teatros del fútbol más bonitos.

El Fondo Sur del estadio estaba repleto de ultras del Madrid, quienes vestidos con camisetas blancas, protagonizaron un espectáculo con banderas, bufandas y una bandera gigante que rezaba: “Adelante Real Madrid”, que era adornado por un mosaico completamente blanco con tiras blancas y azules.

Los llamados de la titular del Madrid y el ‘Hala Madrid’, por fin, dejaron de ser un video en redes sociales, para convertirse en realidad. La voz del estadio dijo que, en pocos minutos, saldrían los equipos a la cancha y el rugido de más de 82.000 personas en el Bernabéu se hizo sentir.

El himno del Madrid empezó a sonar y, cuando llegó al coro, la música se apagó y la hinchada blanca quedó a capela. “Madrid, Madrid, ¡Hala Madrid! Y nada más”. ¡La piel quedó de gallina!

Regresó la música y salieron los equipos a la cancha. Era una locura ver a balones de oro, campeones del mundo y promesas del fútbol mundial a metros de mí. Los latinos que estábamos alrededor, solo nos sonreíamos entre nosotros, como sin poder creer lo que estábamos viviendo.

La pelota fue al centro del campo y rodó en ese césped, que tras cada encuentro se retira a 30 metros bajo tierra para ser cuidado y estar en óptimas condiciones.

Cuando la pelota atravesó el campo, yo, tan acostumbrado al ambiente sudamericano, no creía que todo el estadio, a excepción del fondo sur, se sentó en sus asientos, perfectamente organizados, a ver el partido… como si fuera un teatro.

Un silencio interesante rompió la algarabía del público. La música de la obra teatral la puso el Fondo Sur, mientras que las estrellas se lucían sobre el campo de juego.

Durante el partido, los únicos cantos provenían del Fondo Sur, quienes eran alineados por uno de sus líderes a través de un megáfono. A veces cantaban fuerte, otras veces hacían sonar sus palmas como vikingos y, en otras, chiflaban para hacer sentir visitante a la hinchada de Barcelona, que, pese a los pocos que eran, retumbaban con su “Visca Barça, Visca Cataluña”.

Ni qué decir cuando Barcelona golpeó primero con el gol de Andreas Christensen. El Barca celebró, pero el Madrid no se calló. Al contrario, empezó a cantar más fuerte en la tribuna, y atacar en el campo.

Relucieron las gambetas de Vinícius Júnior, el cerebro de Luka Modrić, los pulmones de Lucas Vásquez, la fuerza de Antonio Rüdiger y el liderazgo de Jude Bellingham, quien nunca dio una pelota por perdida.

El empuje surtió efecto con el gol de penalti de Vinícius Júnior, al minuto 18, tras una gran jugada de Lucas Vásquez. Celebró el Bernabéu y el brasileño bailó.

Al minuto 33, tras una polémica decisión del VAR, la hinchada de Barcelona tomó un canto de Real Madrid, a modo de burla: “¡Así, así, gana el Madrid!”. Una lucha que Madrid apagó cantando más alto.

Luego del descanso, Barcelona volvió a irse arriba con un gol de Fermín López, quien se lo celebró a la hinchada del Madrid. Pero minutos después, al 73, Lucas Vázquez, el motor del merengue, anotó el 2-2.

Los hinchas madridistas, al igual que en la cervecería del barrio La Latina, mantuvieron la calma hasta cierto punto, pues, ya al final, el desespero se apoderó de ellos.

Sin embargo, Jude Bellingham, al igual que en El Clásico pasado, salvó el partido en los últimos minutos con un gol que puso a celebrar a 82.000 personas, quienes celebraron al igual que el inglés con las manos en el aire.

Luego del 3-2, el Santiago Bernabéu despertó su rugido. Algunos se quitaron las camisetas, saltaron, ondearon sus bufandas y cantaron todavía más fuerte el ‘Hala Madrid’. Las sonrisas iban y venían con cerveza, vino y algunos jamones. Una noche redonda.

Al otro día, regresé a Bogotá y durante el trayecto al aeropuerto, me despedí de Madrid y del Real. ¿Aprendizajes? Muchísimos, pero lo que me quedó claro es que Real Madrid es un club distinto: es un equipo grande, y lo saben.

Aquella mentalidad ganadora es inmortal y perdura en el tiempo, pese a los cientos de jugadores y directivos que han pasado por Real Madrid, que cuenta con la bebida energética VOLT como patrocinador regional en Latinoamérica.

Además, conocen su historia y su presente, con el que pueden ganar todo lo que se propongan. No por nada son los reyes de Europa. Tal vez puedan pasar por arrogantes, pero tienen la fortuna de tener razones para serlo: son los más grandes de Europa, el mundo y la historia.

El nuevo patrocinador de Real Madrid

VOLT, la bebida energizante del Grupo AJE, con presencia en más de 18 países en Latinoamérica, Asia y África, se convirtió hace unos días en el nuevo sponsor oficial del Real Madrid.

De esta forma, Grupo AJE se convierte en la primera empresa de origen peruano en auspiciar al famoso equipo merengue en países específicos de Latinoamérica y África como Colombia, Perú, México, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Panamá, Costa Rica, Egipto, Camerún y Nigeria.

En el mes de abril Grupo AJE Colombia hace el lanzamiento de la edición limitada de VOLT REAL MADRID, con una botella firmada por los jugadores de la plantilla actual que llevará el equipo más cerca de los consumidores, brindando experiencias valiosas que permitan consolidar la marca en el país.

🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador

Kevin Stiven Ramírez Quintero

Temas recomendados:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar también
“siempre-sone-con-jugar-en-el-madrid-y-ganar-la-champions”
Deportes

“Siempre soñé con jugar en el Madrid y ganar la Champions”

BeSoccer hace 6 horas 8.4k | Tiempo de lectura: minutos Matías Soulé volverá a la Juventus este verano. AFP El jugador Matías Soulé, cedido en el Frosinone por la Juventus de Turín, charló hace un par de semanas con ‘ESPN’ y habló sobre sus deseos como jugador. Aseguró que, de niño, siempre quiso jugar en

Leer Más >>
mejores-8-programas-para-impresoras-3d-que-puedes-descargar-gratis
Tecnología

Mejores 8 programas para impresoras 3D que puedes descargar gratis

Hay un montón de programas gratuitos que te permitirán aprovechar todas las capacidades de tu nueva impresora 3D Si necesitas un programa para gestionar tus impresiones en tu impresora 3D, aquí te contaremos sobre algunas de las mejores opciones gratuitas Uno de los dispositivos más útiles y versátiles que puedes comprar para tener en casa

Leer Más >>

¿Quieres hablar con nosotros en cabina?

Nuestros Horarios en el Estudio:

9am a 11am | 12m a 1pm | 4 a 5 pm | 5 a 6pm

horario del pacifico