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En la inmensidad del espacio, en lo desconocido para el ser humano, existe un objeto creado por sus propias manos que se convirtió en el más lejano que ha viajado desde la Tierra.
Víctor Ingrassia
Se trata de la sonda Voyager 1, situada exactamente a 24.000 millones de kilómetros y se sigue alejando a cada segundo, viajando ya fuera de nuestro Sistema Solar, a unos 61.500 kilómetros por hora.
Treinta y cinco años después de su lanzamiento en 1977, la Voyager 1 había puesto muy nerviosos a sus operadores en la NASA, ya que hacia fines del año pasado perdió comunicación con nuestro planeta. O mejor dicho, seguía en comunicación, pero con mensajes que eran indescifrables y sin sentido, producto de una avería o falla en sus computadoras.
Fue exactamente el 14 de noviembre de 2023, después de 11 años de exploración del espacio interestelar y mientras se encontraba a una asombrosa distancia de 24 mil millones de kilómetros de la Tierra, cuando el código binario de nave espacial, un lenguaje informático compuesto de ceros y unos que utiliza para comunicarse, dejó de tener sentido para los especialistas de la misión que lo controlan y le envían distintos comandos.
La NASA trabajó 5 meses para resolver un problema con una de las tres computadoras a bordo de la veterana nave interestelar Voyager 1, llamada sistema de datos de vuelo (FDS) que no se comunicaba correctamente con uno de los subsistemas de la sonda, llamado unidad de telecomunicaciones (TMU).
Es que, según los expertos, el FDS está diseñado para recopilar datos de los instrumentos científicos, así como datos de ingeniería sobre la salud y el estado de la nave espacial. Luego, combina esa información en un único “paquete” de datos que la TMU envía de regreso a la Tierra. Los datos están en forma de unos y ceros, o código binario. Las combinaciones variables de los dos números son la base de todo lenguaje informático.
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