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Todo indica que estamos condenados a cambiar de auto cuando su software queda anticuado, como con los smartphones

Autor: Tecnologia y redes

Los autos cada vez son más dependientes del software. (Foto de Marc Asensio/NurPhoto vía Getty Images)

Los autos cada vez son más dependientes del software. (Foto de Marc Asensio/NurPhoto vía Getty Images) (NurPhoto via Getty Images)

¿Por qué motivo cambiamos de automóvil? Hay muchas respuestas para esta pregunta. Puede ser porque se ha estropeado, porque la familia ha crecido y necesitamos un auto más grande, porque hemos tenido un accidente… Seguro que en 2024 nadie se compra un vehículo nuevo porque su software se ha quedado obsoleto. Pero es muy probable que dentro de pocos años éste sea un motivo de peso para hacerlo. Al menos, eso es lo que parece si observamos los últimos movimientos de la industria del motor. En concreto, lo que ha hecho la japonesa Nissan.

Los propietarios de autos eléctricos Nissan Leaf han acusado a la empresa de “abandonar a sus primeros compradores” después de que anunciara que su aplicación dejaría de funcionar para los vehículos más antiguos. La empresa afirma que la aplicación, que permite controlar a distancia funciones como la calefacción, deja de funcionar porque la red 2G del Reino Unido se está “desechando”.

Los clientes han reaccionado con enfado. Según recoge Techradar, no esperaban su retirada. Los expertos esperan que el problema afecte a más vehículos eléctricos a medida que crezca el mercado. La retirada de la aplicación afecta a unos 3.000 vehículos Nissan Leaf y e-NV200 fabricados antes de 2016.

Estos vehículos más antiguos están equipados con unidades de control 2G que se comunican con la aplicación. Nissan, en declaraciones que recoge Techradar, asegura que: “La aplicación NissanConnect EV vinculada actualmente a los vehículos Nissan Leaf y e-NV200 fabricados hasta 2016 dejará de funcionar a partir del 1 de abril de 2024 para prepararse para la desaparición de la tecnología 2G”. Y añadió: “Sin embargo, los propietarios podrán seguir utilizando funciones clave como el temporizador de climatización y el temporizador de carga directamente desde el sistema de navegación de su auto”.

No es una pérdida dramática, pero desde luego supone una pérdida de funciones por las que los conductores habían pagado. Es como si los propietarios de un auto, de repente, no pudieran bajar las ventanillas o no pudieran poner la radio porque la compañía ha decidido dejar de dar soporte a su software. No es una comparación exagerada: las compañías tecnológicas hacen eso continuamente en sus productos, y parece que los fabricantes de autos van a seguir ese mismo camino. No en vano, el software es el software, ya sea para hacer funcionar un smartphone, una cafetera o un auto.

Todo indica que el software será clave para el funcionamiento de los coches de los próximos años. Foto: Getty Images.

Todo indica que el software será clave para el funcionamiento de los coches de los próximos años. Foto: Getty Images. (Viaframe via Getty Images)

Los automóviles cada vez son más dependientes del software

En los últimos años, la industria del automóvil ha experimentado una notable transformación, pasando de centrarse en componentes puramente mecánicos a una nueva era en la que el software desempeña un papel fundamental en la funcionalidad del vehículo.

Tradicionalmente, los vehículos se caracterizaban sobre todo por sus componentes mecánicos, como motores, transmisiones y sistemas físicos. Los primeros automóviles contaban con sistemas eléctricos básicos, pero el papel del software seguía siendo relativamente limitado. En la fabricación contemporánea de automóviles, los vehículos dependen cada vez más del software para realizar una amplia gama de funciones.

En los próximos años se producirá un cambio aún mayor, a medida que más fabricantes de automóviles se comprometan a eliminar progresivamente sus vehículos propulsados por motores de combustión interna para cumplir los objetivos mundiales de cambio climático, sustituyéndolos por vehículos eléctricos que, con el tiempo, serán capaces de funcionar de forma autónoma.

La última década de desarrollo de vehículos con motor de combustión interna ilustra el rápido progreso que ha experimentado y hacia dónde se dirige. Antes, el software formaba parte del carro. Ahora, el software determina el valor de un auto.

En un escenario en el que los consumos eléctricos son clave, el éxito de un vehículo depende de su software casi más que de la parte mecánica. Casi todas las innovaciones de los fabricantes de automóviles están ahora ligadas al software. Por ejemplo, el software de un vehículo es el que estima la velocidad que debe ir en una determinada ruta o la presencia de obstáculos, ya sea a la hora del parking o de mantener la distancia de seguridad en una autopista.

En este artículo publicado en Grid Dynamics, un blog especializado en ingeniería mecánica, se explica la magnitud de la importancia del software. En él, se explica que hace diez años, sólo los autos de gama alta contenían 100 unidades de control electrónico basadas en microprocesadores y conectadas en red por toda la carrocería, que ejecutaban 100 millones de líneas de código o más.

Hoy, los vehículos de gama alta, como la serie 7 de BMW, con tecnología avanzada como los sistemas avanzados de asistencia al conductor que mejoran su seguridad, pueden contener 150 ECU o más, mientras que las camionetas pick-up, como la F-150 de Ford, superan los 150 millones de líneas de código. Incluso los vehículos de gama baja se acercan rápidamente a las 100 ECU y los 100 millones de líneas de código, ya que cada vez son más las funciones que antes se consideraban opciones de lujo, como el control de crucero adaptativo y el frenado automático de emergencia.

Un dato para comparar la complejidad de estos diseños: un avión de última generación como el Boeing 787 contienen unas 14 millones de líneas de código.

Si los fabricantes se niegan a actualizar el software o a prestar servicio para mantener su correcto funcionamiento, parece que los usuarios estaremos obligados a comprar uno nuevo, aunque el vehículo funcione perfectamente desde un punto de vista mecánico. ¿Es un paso atrás para el mundo de la automoción? Desde el punto de vista de los consumidores, desde luego. Desde el punto de vista de los fabricantes, no: parece un negocio redondo.

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