El futuro del Sol es una de las interrogantes que nos hemos preguntado a lo largo de nuestra historia desde que descubrimos como es que funcionaba toda su estructura interna. Como estrella central de nuestro sistema solar, el Sol ha sido testigo de innumerables eventos a lo largo de su vida de aproximadamente 4,600 millones de años. Pero, ¿qué nos depara el destino a nosotros cuando este llegue a explotar?
Para empezar, el Sol no es una “bola de fuego” como muchos piensan. En su núcleo, el Sol lleva a cabo una serie de reacciones nucleares, principalmente la fusión de átomos de hidrógeno para formar helio. Esta fusión nuclear libera enormes cantidades de energía en forma de luz y calor, lo que nos permite disfrutar de la vida y mantener el equilibrio en nuestro planeta a través del proceso de fotosíntesis en primera instancia.
Sin embargo, como cualquier otra fuente de energía, el Sol no es inmortal. Con el tiempo, el hidrógeno en su núcleo se le va a acabar, y el Sol se encontrará listo para tener un buen final. Este punto de inflexión marcará el comienzo del fin de la vida del Sol tal como la conocemos.
Cuando el hidrógeno en el núcleo del Sol se agote, las fuerzas gravitacionales comenzarán a prevalecer, y el núcleo se contraerá bajo su propio peso. Esta contracción aumentará la temperatura y la presión en el núcleo, lo que permitirá la fusión de helio. Como resultado, el Sol se expandirá enormemente y se convertirá en lo que se conoce como una gigante roja.
Durante esta fase, el Sol engullirá a los planetas más cercanos, incluida la Tierra. Sin embargo, la explosión del Sol como una supernova es poco probable debido a su masa relativamente pequeña en comparación con otras estrellas masivas. En su lugar, es más probable que el Sol experimente una serie de pulsaciones y expulse sus capas externas, formando una nebulosa planetaria.
Al final de su vida, lo que queda del núcleo del Sol se contraerá para formar una enana blanca, una estrella pequeña y densa que emitirá su luz restante en el espacio.
Sin embargo, antes de que entremos en pánico, es importante recordar que esto no sucederá pronto. Un estudio realizado por la Universidad de Warwick en Inglaterra señala que este proceso ocurrirá dentro de aproximadamente 5,000 millones de años. Y no solo a la Tierra, cuando el Sol entre en su fase de gigante roja, su expansión será tan extrema que engullirá los planetas interiores del sistema solar.
Este proceso ocurrirá debido a la enorme inflamación del Sol, que se expandirá hasta varias veces su tamaño actual, alcanzando dimensiones que absorberán físicamente los cuerpos más cercanos, desintegrándolos y fusionándolos con su masa que cada vez más irá creciendo. Es un proceso de destrucción inevitable como resultado de la evolución natural de todas las estrellas, y la nuestra no será excepción. Afortunadamente, no nos tocará vivirlo.
Comparte ciencia, comparte conocimiento.
