CAMAGÜEY.- Músico profesional y pintor autodidacta. Ebenezer es su nombre. En hebreo significa piedra de ayuda. Semé, apellido nigeriano heredado por el padre oriundo de Haití. Las personas cercanas lo llaman Benny. Quien lo conoce sabe que en él lo sólido y perdurable está en el amor a la familia buscada infatigablemente hasta la raíz.
Hace poco cantó en el Museo Provincial Ignacio Agramonte, durante la apertura de la Fiesta Provincial de la Música, pero hoy, precisamente hoy, Adelante Digital elige enfocar su historia como saludo al Día Mundial del Arte.
Ebenezer Semé hizo su primera muestra personal en la Galería Alejo Carpentier con más de una quincena de obras, en su mayoría retratos femeninos con rasgos africanos, aunque puso una boliviana y una india del Amazonas. Con esa exposición tituladaNo importa el color de la piel abrió la estancia en Camagüey delFestival Internacional de Rumba Timbalaye, en agosto del 2023.
Conversamos en una sala de la galería. Faltaban pocos días para el cumpleaños de Benny. El 13 de septiembre celebró sus 50 años de edad. Al escucharlo solo pensaba en su manera brillante y modesta de tocar y compartir los colores de la vida, en la belleza y la rareza hoy de una persona con su decencia.
“Somos 12 hermanos de madre y padre. Siendo niño lo primero que hice fue pintar. Fui para eso a una Casa de Cultura, antes de tocar la guitarra, el primer instrumento que dominé”. Así comienza ese viaje a la infancia. Recuerda las visitas frecuentes a los museos porque desde el hogar insistían en cultivar la sensibilidad hacia el arte.
“Me queda el recuerdo del campo en Santiago de Cuba, monte adentro, en la finca de mi padre. Murió en el año ’86. Yo tenía una obsesión por mi papá, que nació en Leogane, cerca de Puerto Príncipe, Haití. Habíamos perdido todo aquel vínculo familiar, pero encontramos fotos y empezamos a buscar a través de un amigo canadiense. Por una dirección en su país me ayudó a encontrar la familia. Así empecé a enlazar personas. Así me enteré de mi apellido africano. Semé no es un apellido de colonizadores, sino de un pueblo nigeriano. Hay un montón de personas en Sudáfrica y en Tanzania con ese vínculo”, relata.
El descubrimiento de esa raíz motivó a Benny a dibujar. Como la plástica es costosa y requiere inversión, poco a poco compró lienzo y óleo, y se acercó a artistas profesionales: “Los profesores de plástica me ayudaron mucho a corregir los errores. Me enseñaron técnica Carlos Goyes, Oscarito Jr. Rodríguez, Nelson Miranda, el maestro Alberto La Red, Oscar Lasseria. Aprendía de profesores con trayectoria y de muchachos jóvenes. Toda esa experiencia de colaboración sirvió para organizar conciertos juntos”.
Hasta ahora conversamos de su canalización creativa desde lo visual, pero es imposible desmarcarlo de la música, porque la lleva consigo: “Estudié canto coral en el nivel medio. Trabajé en el Coro de Camagüey durante unos 20 años. Después estuve como profesor de canto coral en el Conservatorio José White y también en la Academia de las Artes Vicentina de la Torre, allá por el 2003”.
En ese trayecto nos sorprenden las próximas escalas laborales, porque trabajó en el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC): “Pintaba cerámicas y comercialicé hasta que apareció el Registro del Creador. Sabía mucho de música pero ignoraba de plástica. Entonces me dediqué a trabajar independiente”.
Aplicó a ese registro del FCBC hasta que le dejó de interesar y se enfocó en la investigación de su familia y en su propia casa se convirtió en su espacio predilecto para la tertulia, donde plástica y música conviven armoniosamente.
“Mi estudio-taller o mi taller está en la cochera de mi casa. Allí ensayaba con mi grupo. Yo buscaba un espacio de conexión de personas. A veces los artistas no tenemos un espacio donde encontrarnos, no un espacio formal. Ahí llegaban mis amigos y surgía de una forma genial. Compartía con alumnos de Ciencias Médicas: brasileños, chilenos, peruanos… les prestaba instrumentos. Aprendí de ellos su manera de cantar, su música. Gracias a ellos escuché mucha música que no conocía y aprendí de los indígenas suramericanos”, insiste.
Por los indiscutibles atractivos de ese espacio no solo para los lugareños, quedó en una ruta de turismo: “Una agencia me llevaba turistas y les daba un taller a mi manera de música cubana. Pienso que lo más importante para ellos aprender a bailar es entender la rítmica cubana”.
Benny ha participado en importantes proyectos. Hizo la canción tema del documentalReembarque (2014) de Gloria Rolando, producido por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) La obra audiovisual hace aportes antropológicos para el estudio del Caribe, a partir del caso específico de la emigración haitiana a Cuba. También habla con orgullo del hermano músico.
“Mel Semé, mi hermano famoso, cantó en La Voz de España en 2019. Salió con Luis Fonsi y fue finalista. Fue escogido en el 2023 para una obra de homenaje al Buena Vista Social Club. Para ese teatro musical en Nueva York interpretó a Ibrahim Ferrer. Son todos músicos cubanos que andan por ahí vagando y la temporada comenzó en noviembre, con música en vivo”, destaca.
A Benny ya no lo vemos con su grupo. De vez en cuando asoma en un escenario para acompañar al piano a algún solista, o a él mismo que suela andar además con guitarra.
“A mi último grupo decía, lo más importante es que seamos amigos. Participaba mucho en la Asociación Hermanos Saíz. Era uno de los últimos lugares a los que iba, porque era un poco más libre pero me dejó de interesar porque estaba vacío, muchas veces no era agradable el ambiente. Se volvía un espacio de ruido. Me gusta dar conciertos en espacios acogedores, sencillos”.
Ya en la despedida de la entrevista nos regala una primicia. Eso refuerza el propio sentido de sus búsquedas, la importancia de dejar la huella de un patrimonio espiritual. Lo ha conseguido desde la plástica, pero aún no salda sus deudas con la música: “Tengo una propuesta para grabar en el Estudio Caonao de la EGREM en Camagüey. Quiero hacer un disco acústico, de guitarra y piano. A mí me gusta compartir con otras personas la música, lo que pasa es que ahora los espacios son extraños”.
