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El estado de las misiones globales en el 2024

Autor: BITE

Jesús entregó a Su iglesia la Gran Comisión hace casi dos mil años. Hoy en día, la tarea de hacer discípulos de todas las naciones sigue siendo la misma. Sin embargo, el mundo en el que vivimos está en constante cambio, por lo que los problemas que afectan cómo obedecemos esa comisión cambian de década en década (y hasta de año en año). La última década no ha sido una excepción. Basándome en conversaciones con líderes misioneros ubicados alrededor del mundo, varios problemas y tendencias críticos son evidentes en 2024.

Antes de examinar las tendencias, permítanme aclarar que este artículo se basa en la convicción de que la tarea misionera consiste en la entrada efectiva a una comunidad, el evangelismo, la formación de discípulos, la formación de iglesias saludables, el desarrollo de liderazgo, y la salida de la comunidad para continuar a manera de acompañamiento. A esos discípulos e iglesias se les enseña a obedecer todo lo que Jesús mandó (Mt 28:20), por lo que todas las demás dimensiones bíblicas del discipulado cristiano están incluidas. Esta tarea debe llevarse a cabo entre todos los pueblos y en todos los lugares de la tierra hasta que Jesús regrese. Este entendimiento de la tarea misionera precede a los problemas y tendencias enumerados a continuación.

Tendencia 1: el cambio del centro de gravedad del cristianismo

El centro de gravedad del cristianismo está ahora en el Sur Global y en Asia Oriental. El país que envía más misioneros en el mundo sigue siendo Estados Unidos, pero Corea del Sur ocupa el segundo lugar. Esta tendencia parece continuar para los años venideros, a medida que la población de África sigue creciendo exponencialmente. A la luz de la creciente secularización de Europa y América del Norte, con una disminución de la membresía eclesiástica y una relajación de las convicciones teológicas, el Sur Global y Asia Oriental probablemente jugarán un papel cada vez más prominente en las misiones globales y en el clima teológico de la iglesia global.

El país que envía más misioneros en el mundo sigue siendo Estados Unidos, pero Corea del Sur ocupa el segundo lugar. / Foto: Sasirin Pamai’s Images

El evangelio de la prosperidad

Esta tendencia conlleva el problema más urgente en las misiones hoy en día. Las iglesias de América Latina, África y Asia están cada vez más permeadas por el evangelio de la prosperidad. De hecho, sería seguro decir que la enseñanza de la prosperidad es la forma más común de pensamiento y práctica “cristianos” en muchas de estas áreas. La enseñanza de la prosperidad podría probar ser la mayor amenaza para el cristianismo bíblico en el siglo XXI, al nivel del gnosticismo en la iglesia primitiva.

Esta forma de enseñanza se sincretiza fácilmente con la visión del mundo animista que subyace a la mayoría de las expresiones de religión formal en el así llamado “Mundo de los dos tercios” (aproximadamente dos tercios de la población mundial vive en países en desarrollo o subdesarrollados, mientras que solo aproximadamente un tercio vive en regiones desarrolladas o industrializadas). La práctica religiosa se utiliza para manipular el mundo espiritual con el objetivo de obtener bendiciones terrenales. En la enseñanza “cristiana” de la prosperidad, tanto el verdadero evangelio como un discipulado serio, se pierden. En parte debido al débil discipulado y la educación teológica inadecuada por parte de los grupos que envían misioneros, este movimiento destructivo amenaza dos siglos de servicio misionero fructífero en el Sur Global y Asia Oriental.

Las últimas décadas de esfuerzo misionero evangélico occidental han estado centradas en grupos no alcanzados. Este énfasis ciertamente debe continuar. Sin embargo, la necesidad urgente en el presente es combinar esta atención a los no alcanzados con la entrega de una educación teológica rigurosa y un discipulado basado en la iglesia en áreas ya evangelizadas.

De campos misioneros a fuerzas misioneras

Hay un lado positivo en el cambio demográfico del cristianismo evangélico hacia el Sur y el Oriente. Como ya se mencionó, Corea del Sur es ahora un importante contribuyente al empeño misionero. Otros misioneros del oriente de Asia también están haciendo sentir sus esfuerzos en todo el mundo. Algunos lugares que recientemente eran campos misioneros están convirtiéndose en fuerzas misioneras. Por ejemplo, los misioneros de América Latina han demostrado ser altamente efectivos en el mundo islámico. Quizás Dios está redimiendo la ocupación islámica de setecientos años de la península ibérica al dar a los cristianos hispanos una comprensión inusual sobre las culturas islámicas. La iglesia africana también está comenzando a despertar a su fuerza y sus responsabilidades globales.

Una tendencia continua en la misión global será su creciente internacionalización. A medida que el antiguo occidente cristiano se desliza cada vez más hacia la debilidad espiritual, los misioneros del Mundo de los dos tercios jugarán un papel cada vez más importante en la misión. Este cambio plantea dos problemas. Uno es que Occidente necesita ser reevangelizado, y los misioneros del Sur y del Oriente deben unirse a esa tarea. El segundo es que los misioneros occidentales necesitan invertir tiempo y recursos en movilizar y enviar misioneros de las iglesias más nuevas en el Sur y el Oriente.

Occidente necesita ser reevangelizado, y los misioneros del Sur y del Oriente deben unirse a esa tarea. / Foto: Pexels

Tendencia 2: avances tecnológicos

El rápido desarrollo de la tecnología continúa influenciando los esfuerzos misioneros en todo el mundo. El cierre global que resultó de la pandemia de COVID-19 demostró que Internet es un poderoso medio para la evangelización, el discipulado y la capacitación de liderazgo cuando el contacto personal directo es limitado. La inteligencia artificial (IA) tiene una promesa increíble para traducir la Biblia y otros materiales cristianos.

Por otro lado, los gobiernos hostiles han mostrado el poder de la tecnología para monitorear actividades evangelísticas, expulsar ministros del evangelio y perseguir a los creyentes locales. Los años siguientes al brote de COVID han mostrado que las fuerzas antagonistas a la expansión del evangelio tienen, tanto una mayor voluntad, como una capacidad mejorada para interrumpir los esfuerzos misioneros cristianos, tanto en sus propios países como más allá. La IA en particular es una espada de doble filo, y los practicantes de la misión no pueden ignorarla. El rápido (y continuo) desarrollo de la IA es una de las tendencias más significativas de los últimos años, y los problemas que plantea exigirán un análisis y una atención cuidadosos en los años venideros.

El cierre global que resultó de la pandemia de COVID-19 demostró que Internet es un poderoso medio para la evangelización, el discipulado y la capacitación de liderazgo. / Foto: Unsplash

Tendencia 3: mayor acceso y apoyo

Debido a los avances tecnológicos, las iglesias del mundo desarrollado tienen acceso sin precedentes a los campos misioneros en todo el mundo, tanto en términos de comunicación como de viaje. Las iglesias locales están actualmente enfocadas en la tarea de misiones como nunca antes en la historia de la iglesia. Esto es un buen desarrollo. Las investigaciones han demostrado que los cristianos que participan en viajes misioneros de corto plazo dan sustancialmente más apoyo a misioneros y son mucho más propensos a convertirse en misioneros a largo plazo.

Sin embargo, hay un lado negativo en esta tendencia. En general, los cristianos son personas generosas. Los cristianos occidentales, en promedio, son ricos según los estándares globales. Cuando ven necesidades, les gusta dar sus recursos para satisfacer esas necesidades. Pero esa generosidad puede tener consecuencias no deseadas. En los siglos XIX y principios del XX, los misioneros evangélicos aprendieron sobre esas consecuencias de la manera difícil, y tuvieron que forjarse principios de indigenización (adaptar los principios cristianos a las culturas locales) para preservar la salud de las nuevas iglesias. Esos principios se convirtieron en práctica estándar para los misioneros evangélicos en todo el mundo. (Ver, por ejemplo, el libro de 1912 de Roland Allen, Missionary Methods: St. Paul’s or Ours?)

Sin embargo, muchas iglesias occidentales directamente involucradas en el campo misionero a menudo no conocen las lecciones aprendidas ni los principios derivados de esas lecciones. El resultado es que muchas iglesias nuevas en el Mundo de los dos tercios están saturadas de dinero extranjero, y los resultados han sido destructivos para la salud de la iglesia. La tendencia es un involucramiento financiero extranjero que no es útil en la vida eclesiástica en el campo misionero. El problema es cómo canalizar esta generosidad bien intencionada de maneras que no creen una dependencia no saludable.

Los cristianos que participan en viajes misioneros de corto plazo dan más apoyo a misioneros y son más propensos a convertirse en misioneros a largo plazo. / Foto: Pexels

Tendencia 4: iglesias internacionales

Otra tendencia es el aumento del interés en plantar iglesias internacionales en todo el mundo. Las últimas décadas han visto un buen aumento en la atención dada a la eclesiología en Occidente, con una preocupación mejorada por las estructuras eclesiásticas bíblicas y la salud general de la iglesia. Un rasgo reciente de este movimiento ha sido el aumento del compromiso en la plantación de iglesias internacionales en ciudades globales en todo el mundo.

Estas iglesias tienen un valor real. En una edad cada vez más móvil, las ciudades globales albergan personas de todos los países bajo el sol. Estos “expatriados” generalmente regresan a sus países de origen en algún momento. Las iglesias que evangelizan activamente a estos expatriados realizan un servicio valioso. Además, las iglesias internacionales saludables proporcionan un contexto para que los cristianos expatriados crezcan en su fe y sean nutridos en su alcance a los contextos educativos, empresariales o diplomáticos en los que trabajan.

Sin embargo, el peligro surge cuando estas iglesias internacionales llegan a ser consideradas como un medio primordial para cumplir la Gran Comisión. Iglesias no contextualizadas que ministran en un idioma extranjero (como el inglés) tienen un impacto limitado en la mayoría de los pueblos no alcanzados. Incluso en ciudades globales, menos personas pueden tener conversaciones profundas en inglés de lo que la mayoría de los expatriados se dan cuenta, y las iglesias internacionales parecen y se sienten mucho más extranjeras de lo que es evidente para cualquiera que no haya profundizado en el idioma y la cultura locales. La mayoría de aquellos sin acceso al evangelio solo serán alcanzados en su idioma nativo por trabajadores dispuestos a profundizar en la comunidad y cultura locales. Serán alcanzados mediante la plantación de iglesias autóctonas saludables, que se reproduzcan y que sean autosostenidas, autogobernadas y autopropagadas.

Plantar iglesias internacionales es algo bueno. Sin embargo, el trabajo en el idioma nativo dirigido a plantar iglesias autóctonas sigue siendo el componente central de la tarea misionera. Este enfoque debe ser primordial en las misiones globales, con las iglesias internacionales sirviendo como una herramienta más en la caja de herramientas.

Plantar iglesias internacionales es algo bueno. Sin embargo, el trabajo en el idioma nativo dirigido a plantar iglesias autóctonas sigue siendo el componente central de la tarea misionera. / Foto: Unsplash

Tendencia 5: disminución de la resiliencia misionera

No hace mucho tiempo, los misioneros partían al campo sin mucha esperanza de volver a ver sus hogares y familias. A veces empacando pertenencias en sus propios ataúdes, navegaban durante meses, esperando dificultades e incluso la muerte por el bien del evangelio. Su perseverancia frente al sufrimiento sentó las bases para la expansión global de la iglesia. Hoy en día, no es raro que los misioneros regresen a su país de origen después de unos pocos años o incluso meses. Muchos candidatos misioneros parecen mal equipados para el estrés del choque cultural o el rigor de la vida en el extranjero. Esto apunta a una tendencia preocupante: la resiliencia misionera es un problema creciente en el campo misionero.

El clima cultural actual en Occidente fomenta el derecho, el resentimiento y la fragilidad en lugar de la determinación, la perseverancia y el sacrificio. Esta tendencia cultural inevitablemente se infiltra en la iglesia y afecta a aquellos a quienes la iglesia envía como misioneros. La necesidad de cuidado de los miembros, tanto durante el proceso de aplicación al servicio misionero como después de llegar al campo, sigue aumentando.

Las iglesias que buscan enviar a su gente al servicio misionero deberán abordar estos problemas en cada nivel del proceso de discipulado. Las agencias misioneras se encontrarán tratando con el derecho subconsciente y la fragilidad emocional cada vez más en los años venideros, y así tienen oportunidades ahora para comenzar a construir estructuras para la capacitación continua, la evaluación y el cuidado.

Hoy en día, no es raro que los misioneros regresen a su país de origen después de unos pocos años o incluso meses. / Foto: Chalabala Photos

Tendencia 6: aumento de la población mundial

Se debe mencionar una última tendencia. Hace setenta años, había menos de tres mil millones de personas en el planeta. Hoy, hay más de ocho mil millones. Algunas de las tasas de crecimiento más altas están entre los pueblos y en lugares donde menos se conoce el evangelio.

En la actualidad, la evangelización global no está al ritmo del crecimiento poblacional mundial. De los ocho mil millones de personas vivas hoy, alrededor de cuatro mil millones están en grupos de personas no alcanzadas, y muchos más nunca han oído el evangelio, incluso si técnicamente tienen acceso a él. Mientras tanto, los evangélicos son menos del 10 por ciento de la población mundial total.

Eso significa que tenemos una gran oportunidad ante nosotros. La mayoría de las personas en el mundo aún tienen que oír y creer el único mensaje que puede salvarlos. La tarea misionera es urgente. El mayor problema en las misiones globales hoy es la obediencia. ¿Quién irá?

Jesús sigue siendo Rey. Su misión se cumplirá. Al igual que la tarea de la misión no cambia, tampoco cambia la certeza inamovible de Su soberanía. Los cristianos de hoy pueden embarcarse en la misión global con confianza gozosa, sabiendo que nuestro Dios reina y Su plan para los tiempos se completará. Necesitamos ser sabios en nuestros tratos con el mundo, por lo que necesitamos actuar sobre las tendencias y problemas que vemos desarrollarse. Sin embargo, podemos hacerlo con confianza, sabiendo que Su gobierno real nunca puede fallar.


Este artículo fue traducido y ajustado por David Riaño. El original fue publicado por Zane Pratt en Desiring God. Allí se encuentran las citas y notas al pie.

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