Catorce mujeres presentan una denuncia relatando el acoso, las humillaciones y la violencia que ejercía el guionista y director teatral, Ramón Paso sobre ellas. Unos días después siete actrices más solicitan sumarse a la denuncia presentada.

En Donostia, el fotógrafo Kote Cabezudo fue condenado a 28 años y 2 meses de prisión tras probarse diez delitos: uno de violación, otro de abusos sexuales, seis de pornografía infantil y dos de estafa. Kote Cabezudo cometió estos delitos durante 30 años y las víctimas eran sus modelos, menores de edad. Abusaba de ellas, les hacía fotografías y las subía a las redes. Es uno de los casos de abusos sexuales más oscuros de la historia negra de España. La Fiscalía pedía 250 años de prisión, la acusación particular más de 2.500 años de cárcel.Le condenan por diez delitos y le absuelven de otros 217. Todo ello, tras años y años de litigios, puestas en libertad imposibles de entender y obstáculos infranqueables para poderll egar hasta esa condena que no voy a entrar a valorar. Había mucha gente detrás. Acaso era la punta de un iceberg. ELLAS fueron muy valientes.

dFERIA cada edición elige un leitmotiv recurrente. Podríamos llamarlo directamente motivo. Queda más chic leitmotiv. No deja de ser un tema elegido, que inspira varios de los contenidos de cada edición de dFERIA. Se trata de suscitar debate, reflexión o cuestionamiento. Es sano cuestionar, cuestionarse, mantener ese espíritu crítico, y autocrítico. Ser capaces de mantener una opinión y construir un criterio propio. Escapar de la autocomplacencia, de las opiniones envenenadamente consensuadas, de las apariencias vacías.

Este tipo de noticias han sido la razón para elegir “explotación” como el leitmotiv de cara a la próxima edición. No nos interesa tanto en el sentido de beneficio o rendimiento económico. Nos alejamos de la acepción positiva para adentrarnos en aguas más turbulentas cuando la relacionamos con el chantaje, el engaño o el abuso. El poder que emana de cualquier tipo de jerarquización utilizado de manera perversa hacia los animales o, peor aún, hacia las personas cuando adquiere la categoría de “explotación” traspasa directamente la puerta y llega al lado oscuro del delito. Esto nos interesa más. Y nos interesa más en el sector que nos ocupa: las artes escénicas.

Como transfondo esta la NECESIDAD de las personas. Hay quien necesita algo. Otros se lo puede dar. En lo laboral hay profesiones y profesiones. Una persona que necesita simplemente trabajar lo puede hacer en distintas ocupaciones: un supermercado, en un almacén, en un restaurante, en una fabrica… si no sale un trabajo saldrá otro. Al final lo conseguirá. Pero hay profesiones que son vocacionales, que son pasionales, que nacen de lo mas profundo de tu deseo, de tus sueños, de tu ser. Una de esas es el sector que nos ocupa, las artes escénicas. Cuando el teatro llega a la vida de muchas personas es tan potente, tan profundo que te remueve todo por dentro, te convulsiona, te pone en un lugar diferente. Se convierte en el centro y eje de tu vida. Y eso es magnifico, es mágico, es bestial. Te traslada, te transforma, te eleva, enriquece tu vida, tu espíritu y tu corazón. Se convierte en un deseo irrefrenable que no se puede contener.

Lo que ocurre es que la realidad y la situación te va poniendo en otro lugar muy distinto. El desequilibrio entre la oferta y la demanda, la desproporción entre la posibilidad y la capacidad del propio sector. A nivel de programación, los teatros no pueden asumir todas las propuestas de espectáculos que llegan encima de la mesa de sus directores artísticos. Si hablamos de producción, si hablamos de levantar los espectáculos, de ponerlos en escena, la mayor parte de los actores y actrices se encuentran en paro, multiocupados en mil actividades para susbsistir. Para poder llegar a fin de mes. Son muy pocos los que encadenan un espectáculo tras otro o los que pueden vivir exclusivamente de la interpretación. Las actrices y los actores son los que realmente dan la cara en los escenarios y, a su vez, son el eslabón mas débil de esta cadena. Los más frágiles, los más vulnerables.

Si unimos las dos variantes, la ecuación es clara. Personas que solo quieren dedicarse a una profesión, que no quieren diversificar, que sueñan y luchan por un ”papel”, por dar vida a un personaje, por meterse en la piel de otro y se encuentran con un sector precario que no da más de sí. Una profesión que es el caldo de cultivo para el abuso unas veces y otras para la explotación: fotógrafos como Kote Cabezudo, directores de casting más pendientes de la necesidad de las personas que de su capacitación técnica o artística, directores de teatros más pendientes de acosar y abusar de sus propios empleados, directores de escena que humillan y maltratan a sus actores o actrices, autores que dan citas en un hotel, con habitación reservada, para que alguien lea su texto y ya se verá,…

Todavía creo que la inmensa mayoría de los profesionales de esta profesión son leales, honrados y honestos pero también creo que es sano y necesario que esta profesión se mire al espejo por la mañana, en la soledad, en la más absoluta soledad, con la desnudez del momento, sin máscaras y que se reconozca, y que lo asuma y que lo corrija. Y también es necesario la valentía para denunciar cuando sucede porque ya es hora de estirpar estos tumores malignos de una profesión que debería ser el referente y la inspiración intelectual de toda una Sociedad.

Que hablen los juzgados.