WASHINGTON-
Durante la última década, una enorme brecha ha separado las políticas sobre la marihuana que los estadounidenses quieren de las políticas que el gobierno federal está implementando.
Hay algunas cuestiones en las que la diferencia fue más amplia y más consistente.
La administración Biden pronto dará un gran paso hacia eso hacer que la política federal sobre malezas sea más consistente prefiere lo que dice el público. Así es como funciona la democracia: en política como en el mundo del espectáculo, “darle a la gente lo que quiere” es una receta bastante segura para el éxito.
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Sin duda este cambio será popular: las encuestas muestran que alrededor del 70% Los estadounidenses están a favor de legalizar la marihuana. Incluso las medidas limitadas, como las que el presidente Biden podría adoptar mediante una acción ejecutiva, reciben calificaciones abrumadoramente favorables.
Sin embargo, no está claro cuánto impulso político obtendrá Biden con la nueva política. La gran pregunta: ¿les importará a los votantes?
Lo que Biden ha planeado
Hace un año y medio Biden encabezó el Departamento de Salud y Servicios Humanos para revisar cómo la ley federal trata la marihuana.
La orden de Biden inició un largo proceso de cambio de reglas que se implementaron hace más de medio siglo durante la administración Nixon.
La marihuana ha sido agregada a la lista de sustancias controladas del gobierno desde que comenzó la inútil “guerra contra las drogas” del país. Según la Administración de Control de Drogas, las drogas de la Lista I “no tienen actualmente un uso médico aceptado en los Estados Unidos, una falta de seguridad aceptada para su uso bajo supervisión médica y un alto potencial de abuso”.
En agosto, Salud y Servicios Humanos recomendaron a la DEA que La marihuana debería pasar a la lista III, un grupo de medicamentos que tienen algunos usos médicos pero que “pueden provocar una dependencia física moderada o baja o una dependencia psicológica alta”. La ketamina y algunos esteroides anabólicos son ejemplos de medicamentos que se encuentran actualmente en la Lista III.
Después de meses de revisión adicional, la DEA aprobó los cambios. Esta semana, Lcdo. El general Merrick Garland, cuya división incluye a la DEA, presentó formalmente el plan a la Casa Blanca, confirmaron funcionarios de la administración a The Associated Press y otras organizaciones de noticias.
El plan de reautorización de la marihuana aún debe ser revisado por la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca y estará abierto a comentarios públicos una vez que esté finalizado a finales de este año.
Histórico pero limitado
La medida de la administración es “histórica”, pero al mismo tiempo, “el mensaje es más que política”, dijo. John Hudakdirector de la Oficina de Política de Cannabis de Maine y ex investigador de la Brookings Institution en Washington.
“Biden está haciendo algo que ningún presidente ha estado dispuesto a hacer en los 54 años transcurridos desde que se recetó marihuana”, dijo Hudak. “Cuando se piensa en términos del arco de la historia”, es un gran paso, especialmente teniendo en cuenta que, como senador, Biden apoyó firmemente las políticas antidrogas en las décadas de 1980 y 1990, dijo.
Sin embargo, reclasificar la marihuana no significa legalizarla, un paso que requeriría que el Congreso cambie la ley federal. Algunos activistas a favor de la marihuana calificaron la medida de Biden como demasiado restrictiva.
38 estados y el Distrito de Columbia permiten el uso de marihuana; 24 permisos de uso recreativo. Pero si el Congreso no actúa, estas leyes estatales entrarán en conflicto con la ley federal, dificultando cosas como el transporte interestatal de cannabis y la regulación bancaria.
Es probable que los consumidores –y, más importante aún, los votantes– acojan con agrado una política federal relajada, incluso si los cambios tienen un impacto limitado.
Hudak señaló que la marihuana es “más popular que cualquier candidato a presidente”.
Pero “la mayoría de los votantes no perciben en gran medida el impacto concreto de la política”, añadió.
Efecto práctico
Es probable que la medida tenga un impacto significativo en dos áreas: la investigación y la fiscalidad.
La investigación de las drogas de la Lista I es muy compleja y costosa debido a las complejas regulaciones diseñadas para prevenir el tráfico ilegal de drogas. Estas restricciones existen desde hace años. interfirió con el estudio del uso médico potencial.
Pasar la marihuana a la Lista III facilitaría enormemente la investigación.
Para los dispensarios y otras empresas de la multimillonaria industria de la marihuana, la Lista I significa costos muy altos: el Servicio de Impuestos Internos no permite que los planes comerciales ordinarios obtengan ingresos de la venta de drogas de la Lista I porque dichas ventas son ilegales según la ley federal. .
Una vez que la marihuana pase al Anexo III, se espera que el IRS permita estas deducciones como cualquier otro negocio. Esto puede significar importantes beneficios para el negocio de la marihuana.
En épocas anteriores, la reclasificación de la marihuana afectó a los procesamientos federales por marihuana; esto rara vez sucede.
El informe del año pasado de la Comisión de Sentencias de EE. UU. mostró que los procesamientos federales por posesión simple de marihuana aumentaron de 2.172 en el año fiscal 2014 a solo 145 en el año fiscal 2021. En meses recientes El Departamento de Justicia ha abandonado algunos procesamientos de larga data que pertenece a la era anterior del rendimiento.
la opinión de la gente
Cuando el presidente Nixon propuso la Ley de Sustancias Controladas, sólo el 12% de los adultos estadounidenses apoyaban la marihuana legal. Una encuesta de Gallup de larga data sobre esta cuestión.
Cuando Jimmy Carter asumió el cargo en 1977, el apoyo casi se había duplicado y luego duró casi 20 años.
A mediados de la década de 1990, la opinión pública comenzó a cambiar constantemente, en parte debido al fallecimiento de una generación anterior, pero también a un cambio en la mentalidad de la gente.
Entre 1995 y 2011, el apoyo a la marihuana se duplicó de una cuarta parte a la mitad de los adultos estadounidenses. A partir de ahí, el apoyo ha seguido creciendo, llegando a casi el 70% de la población de edad avanzada en los últimos años.
Sin embargo, este amplio acuerdo esconde algunas diferencias importantes. La legalización de la marihuana une a los demócratasPero divide a los republicanos, según una encuesta del Pew Research Center.
Más del 90% de los demócratas y los demócratas independientes apoyan al menos la legalización para uso médico, y más del 70% apoya la legalización para uso recreativo, dijo Pew. Sólo el 5% está totalmente en contra de la legalización.
Pero entre los republicanos, sólo el 42% apoya el uso recreativo de la marihuana y alrededor del 20% se opone a cualquier legalización.
La oposición a la marihuana legal es particularmente fuerte entre los republicanos conservadores y los votantes republicanos de mayor edad, dijo Pew. En parte porque estos votantes dominan las primarias del Partido Republicano, es más probable que los funcionarios electos del partido, particularmente a nivel federal, se opongan a la marihuana que los votantes del partido.
Por ejemplo, durante la administración del expresidente Trump, su Departamento de Justicia endureció las regulaciones contra la marihuana. Al mismo tiempo ellos ha amenazado con empezar a perseguir a los consumidores de marihuana en California y otros estados donde es legal hasta que Trump les diga que den marcha atrás. El expresidente ha dicho poco sobre la marihuana durante la actual campaña.
¿Ayudará a Biden?
Adoptar políticas que unan a su bando y dividan a su oposición es una buena medida en política.
En ese caso, la medida resulta atractiva para algunos grupos con un gran interés en la campaña de Biden. Entre ellos se incluyen jóvenes, hombres negros y votantes demócratas que han considerado candidatos independientes o de terceros partidos, dijo Celinda Lake, encuestadora demócrata de larga data que ha encuestado al público. Coalición para la reforma de la planificación del cannabisun grupo industrial.
Los jóvenes abandonaron a los demócratas. en los últimos años, según una encuesta semestral entre jóvenes estadounidenses realizada por el Instituto de Política de Harvard. Su regreso podría ser un factor importante en la capacidad de Biden para ganar las elecciones.
Los votantes que coquetean con terceros o que no votan en absoluto están “especializados y alienados”, dijo Lake. “Están hartos de que la política la hagan personas que no los entienden ni a ellos ni a sus problemas”.
Los movimientos de la marihuana responden directamente a algo personal en sus vidas, afirmó. “Esto no es un asunto esotérico”.
El mensaje que envía sobre Biden es que “su actitud es moderna, es moderno y no es demasiado mayor para entenderlo”, dijo.
Pero eso sólo funciona si los votantes potenciales saben que algo ha sucedido, señaló. “Se necesita educación”, afirmó. “Se necesita una campaña centrada en lo digital” para conectar con esos votantes, muchos de los cuales no prestan atención a las fuentes de noticias tradicionales.
Ésa es la lucha que enfrenta esta administración con muchas de sus políticas, muchas de las cuales son mejores que las del presidente que las impulsó.
Darle a la gente lo que quiere sigue siendo un buen plan, pero hoy en día, asegurarse de que sepan que lo ha logrado es un desafío fundamental.
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