En los tiempos que corren, muchas veces habréis escuchado hablar sobre los ordenadores cuánticos, y que son el futuro de la informática moderna. Pero, ¿qué es un ordenador cuántico? ¿Por qué no los tenemos ya en nuestros hogares? En este artículo vamos a explicaros en qué consisten estos sistemas, cómo funcionan, y cuándo podemos esperar una implementación más extendida.
Antes de nada, debéis tener en cuenta que el concepto de que los ordenadores cuánticos terminarán sustituyendo a los PC como los conocemos hoy en día es erróneo, al menos a medio plazo. El uso de un PC doméstico “normal” sigue siendo la solución más fácil y económica para abordar la mayoría de problemas cotidianos y necesidades de los usuarios, y así seguirá siendo durante mucho, mucho tiempo.
No obstante, los ordenadores cuánticos prometen impulsar los avances tecnológicos en muchos campos, desde la ciencia de los materiales hasta la investigación farmacéutica, motivo por el que son muchas las empresas que están invirtiendo para desarrollar esta tecnología.
Los ordenadores cuánticos aprovechan algunos de los fenómenos casi “místicos” de la mecánica cuántica para ofrecer grandes avances en cuanto a potencia de procesamiento, la premisa es que un ordenador cuántico de lo más sencillo sería más potente que los super ordenadores que hay hoy en día, por lo que esta tecnología terminaría por acabar con el modelo que se esta utilizando actualmente, al igual que sucedió con los modelos antiguos de ordenadores conforme se empezaron a desarrollar nuevas tecnologías.
La gran diferencia que existiría entre el paso que se dio cuando se crearon los ordenadores modernos, y el que se dará cuando los ordenadores cuánticos salgan a la luz, será principalmente la arquitectura que estos tendrán, ya que según se ha indicado en varias ocasiones, la premisa final es dejar de utilizar la que conocemos actualmente como arquitectura Von Neumann para optar una nueva que permite manipular una cantidad de partículas subatómicas.
El secreto de este tipo de equipos reside en su capacidad para generar y manipular bits cuánticos, conocidos como qubits.
¿Qué son los qubits y cómo funcionan?
Los ordenadores de hoy en día funcionan con bits, que no son sino una corriente de pulsos eléctricos (u ópticos) que representan unos y ceros en sistema binario. Todo, desde los correos electrónicos que utilizas hasta los vídeos de Youtube pasando por este mismo artículo que estás leyendo, son en esencia largas cadenas de dígitos binarios.
Los ordenadores cuánticos, por el contrario, utilizan qubits en su lugar, que son partículas subatómicas como electrones o fotones. Generar y administrar qubits representa todo un desafío de ingeniería, y compañías como IBM o Google utilizan circuitos superconductores enfriados casi al cero absoluto para ello, mientras que otras empresas como IonQ, los gestionan atrapando átomos individuales en campos electromagnéticos mediante chips de silicio en cámaras de ultra vacío. En ambos casos, el objetivo es aislar los qubits en un estado cuántico controlado.
Lo más curioso de estos qubits es que pueden tener los dos estados de procesamiento al mismo tiempo, o ninguno, lo cual los hacen tremendamente difíciles de predecir y todo se basará en aproximaciones hacia un estado u otro.
Los qubits tienen algunas propiedades cuánticas peculiares, y entre ellas la que más nos interesa es que cuando forman grupos, proporcionan una potencia de procesamiento exponencialmente superior a cuando se utilizan bits en sistema binario. Estas propiedades se llaman superposición y entrelazamiento.
La superposición cuántica
La mayor particularidad de los qubits es que, al contrario que los bits que solo pueden ser unos y ceros, son capaces de tener tres estados: uno, cero, y uno y cero simultáneamente. Esta capacidad de representar varios estados al mismo tiempo es lo que se llama superposición, y para que los qubits lleguen a este estado, es necesario manipularlos con láseres de precisión o rayos de microondas.
Gracias a este fenómeno (que parece imposible, ¿verdad? ¡Pero así funciona la mecánica cuántica!) un ordenador cuántico con varios qubits en superposición puede procesador una ingente cantidad de resultados de cálculo de manera simultánea. El resultado final de un cálculo surge solo una vez que se miden los qubits, lo que inmediatamente hace que su estado se “colapse” a un uno o un cero.
El entrelazamiento cuántico
Los ingenieros pueden generar pares de qubits que están “entrelazados” o “enredados” entre sí, lo que significa que ambos miembros de un par existen en un único estado cuántico. Cambiar el estado a uno de estos qubits cambiará inmediatamente el estado del otro, y esto sucederá incluso si estuvieran separados por largas distancias.
Nadie sabe muy bien cómo funciona exactamente este “enredo”, e incluso el archiconocido Einstein lo definió como una “acción espeluznante a distancia”, pero el caso es que es clave para el poder de computación de los ordenadores cuánticos. En un ordenador convencional, duplicar el número de bits duplicaría su potencia de procesamiento, mientras que en una máquina cuántica se produce un aumento exponencial de su capacidad.
Así, las computadoras cuánticas aprovechan estos qubits enredados en una especie de cadena (Daisy-chain) para hacer su magia. La capacidad de estas máquinas para acelerar los cálculos utilizando algoritmos cuánticos especialmente diseñados para esto es la razón de que haya tanta expectación sobre su potencial.
Esa es la buena noticia; la mala es que los ordenadores cuánticos son muchísimo más propensos a cometer errores de cálculo que los ordenadores normales debido a otro fenómeno: la decoherencia (o incoherencia).
La incoherencia cuántica
La interacción de los qubits con su entorno a veces causa que su comportamiento cuántico decaiga y termine por desaparecer, en lo que se llama la incoherencia o decoherencia cuántica. Su estado cuántico es extremadamente frágil, y la más mínima vibración o cambio de temperatura –conocido con el término “ruidos” en este argot- pueden hacer que los qubits se “caigan” de su estado de superposición antes de que hayan terminado de realizar su trabajo. Por este motivo, es de suma importancia que un ordenador cuántico esté totalmente aislado del ambiente (humedad, cambios de temperatura, vibraciones, etc.) y por ello es necesario meterlos en grandes refrigeradores y cámaras de vacío.
No obstante, estas cámaras y refrigeradores no son perfectos y al final el ruido causa errores en los cálculos. Los algoritmos cuánticos inteligentes compensan algunos de estos errores, y añadir qubits de sobra en cada cálculo también ayuda, pero según calculan, es necesario tener miles de qubits estándar para crear un único qubit 100% confiable, conocido como “qubit lógico”. Esto, por otro lado, reduciría muchísimo la potencia de computación total.
Y ahí está el problema: hasta ahora, los investigadores no han sido capaces de crear entornos de más de 128 qubits estándar, por lo que hasta ahora ha sido imposible crear un solo qubit lógico. Según calculan, estamos a décadas de poder conseguirlo, de hecho.
Paralelismo en un ordenador cuántico
Este término tiene mucho que ver con la correlación y el entrelazado cuántico que se puede experimentar cuando dos Qbit están en juego. El nombre da la definición del término como tal, pero básicamente lo que se consigue es realizar operaciones en paralelo que al mismo tiempo pueden ser simultáneas o ambas a la vez.
A poco que sepamos de matemáticas sabremos que esto da como resultado operaciones exponenciales de cálculos que lógicamente requieren cada vez más una mayor potencia, lo cual complica su resultado y definición.
¿Qué uso tiene un ordenador cuántico?
Una de las aplicaciones más prometedoras de estos sistemas es simular el comportamiento de la materia a nivel molecular. Los fabricantes de automóviles como Volkswagen o Daimler ya utilizan ordenadores cuánticos para simular la composición química de las baterías de los coches eléctricos para buscar maneras de mejorar su rendimiento, y las compañías farmacéuticas los emplean para analizar y comparar compuestos que podrían conducir a la creación de nuevos medicamentos.
Las máquinas son también excelentes para resolver problemas de optimización, ya que con su potencia de cálculo son capaces de analizar un gran número de posibles soluciones para cualquier problema. Por ejemplo, la compañía Airbus los utiliza para calcular rutas de ascenso y descenso más eficientes para sus aviones, y Volkswagen ya ha presentado un servicio que calcula las rutas más óptimas para autobuses y taxis en las ciudades a fin de evitar atascos. Muchos investigadores también creen que la computación cuántica ayudará a desarrollar la Inteligencia Artificial a niveles que no podemos ni imaginar (hola, Skynet).
En cualquier caso, todavía quedan muchos años –décadas seguramente- hasta que los ordenadores cuánticos puedan ser totalmente viables, y seguramente todavía más tiempo hasta que se estandarice su utilización. De ahí a que tengamos ordenadores cuánticos en nuestros hogares, seguramente todavía falte más de un siglo.
Realmente todo depende de la tecnología y cuánto se invierta en ella, pero por ejemplo, un ordenador cuántico no podría hacer ciertas tareas actuales que un PC común resolvería sin problema. Otro tema más es el software, ya que se requiere una serie de programaciones totalmente distinta y TODO el sector tendría que migrar, algo que no se puede hacer en unos pocos años.
¿Cómo podría afectar un ordenador cuántico a la inteligencia artificial actual?
Tal y como hemos indicado anteriormente, hay una gran cantidad de investigadores que han indicado que la potencia que ofrecen estos ordenadores permitiría evolucionar la inteligencia artificial hasta otro nivel, ya que eliminaría algunas de las limitaciones más grandes que podemos encontrar en el hardware actual. Esto nos puede hacer pensar qué podría llegar a ser la IA si se utiliza este tipo de tecnología, capaz de lograr alcanzar una potencia muy superior a lo que tenemos actualmente, lo que abriría nuevos horizontes para la que muchas personas denominan como «la tecnología más avanzada de la humanidad».
Hemos visto lo que la IA es capaz de hacer con el hardware «normal» que algunas compañías como NVIDIA desarrollan, ofreciendo capacidades extremadamente altas para lo que tenemos actualmente relacionado con este tipo de tecnología, pero en términos de rendimiento quedaría muy por detrás de lo que permite hacer un ordenador cuántico. La comparación que podemos llegar a establecer es la cantidad de cálculos que puede llegar a realizar, que si lo traducimos a lo que implicaría, por ejemplo, en una IA que genera imágenes, aumentaría mucho la capacidad del lenguaje para recabar información, haciendo que las imágenes sean incluso más realistas que las actuales.
Esta sería la aplicación más básica en la que podemos pensar, ya que hay muchos otros aspectos que resultarían todavía más impresionantes, ya que como bien sabemos la inteligencia artificial no se aplica únicamente a casos relacionados con el consumidor como pueden ser las generativas, sino que tienen una cantidad de usos mucho más grandes. En general como bien hemos dicho antes, aun podría quedar bastante hasta que este tipo de ordenadores se conviertan en un estándar, pero el futuro de las nuevas tecnologías es bastante prometedor, conociendo la potencia que puede llegar a ofrecer.
¿Cuándo podremos tener un ordenador cuántico en casa?
Pese a lo que puedas imaginar, esta posibilidad está más lejos de lo que parece. Algunos expertos hablan de un siglo antes de tener ordenadores cuánticos comerciales para entornos domésticos. Aunque es cierto que empresas como Google e IBM ya tienen ordenadores cuánticos que realizan tareas anexas, sobre todo, enfocadas en la seguridad informática.
Debes saber que antes de existir los ordenadores cuánticos domésticos hay que resolver una gran cantidad de problemas. El primero es que son tan delicados que, cualquier interferencia electromagnética puede alterar el resultado. De ahí que, cuando se muestra un ordenador cuántico, estos tengan unas dimensiones tan grandes. Se requieren de cubiertas especiales que repelan todas las frecuencias de radio, así como de luz.
Además, tienen el problema que requieren superconductores para funcionar correctamente. El problema de los superconductores que existen actualmente es que requieren de temperaturas cercanas al cero absoluto (-273 ºC). Pero, el problema en los ordenadores cuánticos es que este nivel de temperatura se debe llegar por fases, no puede ser de golpe.
Estos factores (entre otros) hacen que desarrollar un ordenador cuántico sea extremadamente complejo. Debido a esto, el coste de uno de estos sistemas es astronómico y requieren de un elevado control en funcionamiento. Vamos, un conjunto de factores que impiden que podamos tener uno en nuestro domicilio.
La única posibilidad de poder tener un ordenador cuántico en casa es que descubramos un superconductor estable a temperatura ambiente y que no se ve alterado por la luz o las ondas del Wi-Fi, por ejemplo. Además, dicho material debería ser muy sencillo de producir, para que se pudiera fabricar a gran escala. El único de este tipo descubierto es el LK-99, aunque sobre este superconductor estable a temperatura ambiente hay muchas dudas y está en fase de estudio.
El primer modelo de uso comercial
De todas formas, en los primeros meses del año 2023, IBM se propuso lanzar el primer modelo para uso comercial de ordenador cuántico, con un procesador de 433 Qbits (bits cuánticos), que suponen el triple de los que tenía su predecesor y que será capaz de realizar cálculos complejos con una mayor rapidez y eficiencia que la de cualquier otro sistema informático conocido hasta la fecha. Así que sí, la revolución ya está aquí, ahora veremos exactamente hasta qué punto nos lleva. ¿Creéis que tenemos algo que temer?