He revisado los discursos de los más importantes candidatos a la presidencia de nuestra región, América Latina y el Caribe, denostado “Tercer Mundo” de “ladrones, asesinos, corruptos, populistas demagogos” (en palabras de Trump), y no he encontrado, ni aun en bestias con zapatos como Pinochet o Bolsonaro, una expresión como la siguiente: “Si pierdo las elecciones en este país, habrá un baño de sangre”. O, “al otro día de recuperar la presidencia me voy a volver un dictador y voy a indultar a todos los que apresaron por su asalto al Congreso”.
Les aseguro que si alguno de nuestros candidatos se equivocara y dijera algo parecido, todos los medios de comunicación del mundo lo catalogarían de hitleriano, terrorista peligroso, y de amenaza para “el mundo libre”, y no descarto una posible invasión militar para evitar su acceso al poder.
Recuérdese que al entonces presidente de Honduras, Manuel Zelaya, se le orquestó un golpe de Estado solo por mencionar la posibilidad de un referendo popular, recurso que desde Chávez se volvió una mala palabra, porque el referendo ha sido la segunda invención latinoamericana (después de la Revolución cubana) que sorprendió al aparato de inteligencia norteamericano, algo que deben tomar en cuenta todos aquellos y aquellas que hoy buscan fórmulas para reinventar la verdadera democracia en nuestros países.
Lo que me apabulla es observar como la sociedad mundial y en particular la norteamericana observa impávida el surgimiento de este moderno Adolfo Hitler sin tomar ninguna acción al respecto. ¿Cómo es posible que Trump amenace a Norteamérica con un baño de sangre si pierde las elecciones y todavía ande suelto? ¿Que se le haya demostrado que nunca pagó impuestos y ande suelto? ¿Que docenas de mujeres hayan descrito su descarado acoso sexual y ande suelto? ¿Que insulte en cada discurso a hispanos, otras minorías, y ande suelto? O si no suelto, ¿que todavía sea un candidato a la presidencia del Partido Republicano?
¿Es que un país como Norteamérica permitirá que se le convierta en rehén de un psicópata narcisista, inculto y vulgar, la más pura versión del “ugly american”?
Mi primo, votó por Trump. ¿Qué votaste por Trump? Le pregunté horrorizada y me respondió como muchos en nuestro litoral:
“A diferencia de otros políticos Trump no tiene pelos en la lengua, no es hipócrita, y evidencia con sus acciones la verdadera naturaleza del imperio norteamericano. Ya ni siquiera tenemos que denunciarlo, él lo hace permanentemente con sus discursos y acciones. Votar por Trump es votar por el rápido decline de la clase gobernante de este país, fundado en el genocidio de los indígenas nativos y en la esclavitud, no lo olvides.”
¿Y nuestra gente, como se protegerá de ese apocalipsis?
